Este es un país que espera siempre un milagro. En la Fiesta el milagro es JT. Gran torero, gotas de Chanel desparramadas con enorme austeridad numérica en los últimos años…
Este es un país que espera siempre un milagro. En la Fiesta el milagro es JT. Gran torero, gotas de Chanel desparramadas con enorme austeridad numérica en los últimos años. Casas espera para Valencia. Cutiño para Málaga. Aguascalientes de México llevaba cuatro meses soñando con el retorno. Al fin: agua. Veremos aquí quién pesca el gran pez.
Pero esto explica cómo es este país. Se prefiere un rayo de luz divina a un trabajo profundo, serio, como el de los agricultores de mi tierra y la tuya, doblada la cintura, el sudor en la frente, peleando por la cosecha. Aquí el invierno nos los hemos pasado en el bar y salvo ese serio problema de Sevilla y la frivolité americana hemos echado el invierno fuera, sin arreglar las goteras del techo que cualquier día se nos va a caer sobre la cabeza. A algunos ya se les ha caído.
Si hubiera ganas de llegar a acuerdos por la Fiesta el calendario de este año ayuda. El calendario religioso ha retrasado la Feria de Castellón, la de Sevilla y todas aquellas que dependen de él. Tiempo hay. Ganas: no lo tengo claro.
Pero al final te digo lo de siempre. Con mi respeto grande a los que se visten de luces esta Fiesta sólo sobrevivirá si en lugar de amar tanto el canibalismo nos bajamos del burro y miramos hacia donde va mejor. Bajar los precios, subir la emoción, abrir carteles, volver a la competencia, que lo que pase en el ruedo sea ley… Y te recuerdo algo: ¿alguien sabe en cuánto nos vamos a empequeñecer todavía más este año? Esa es la espada de Damocles, que no es la del mítico Pedro Romero, pero que también corta cabezas. Nos jibarizamos solos.
