La revolera

Los tres tenores

Paco Mora
sábado 21 de junio de 2014

Que el arte del toreo bajó del cielo ha quedado patente esta tarde en la Feria de Hogueras de Alicante. El Fino sacó la casta, Morante destapó el tarro de las esencias y Manzanares derramó...

Que el arte del toreo bajó del cielo ha quedado patente esta tarde en la Feria de Hogueras de Alicante. El Fino sacó la casta, Morante destapó el tarro de las esencias y Manzanares derramó por el ruedo la suprema elegancia y el valor y entrega de los elegidos. Una vez más ha quedado demostrado que el arte del toreo, sin aditivos ni modernismos de marketing fuera de cacho, es capaz de poner el cartel de "No hay billetes". Que no solo ejerce atracción sobre los públicos el sentido trágico del toreo. Porque hoy, el toreo eterno repleto de sabiduría del Sexto Califa "in pectore", el embrujo del de La Puebla y el ramalazo de emoción y luminosidad mediterránea que imprime el de "la mejor terreta del món" a su toreo, han mantenido encendida la emoción en los tendidos de la plaza  alicantina. Alegría y emotividad podría ser la definición de esta tarde de lujo. 

En cuanto a los toros; Fernando Domecq ha resultado vencedor por tres a cero, ahora que nuestra selección no mete un gol. Porque los de El Pilar no han servido ni para tacos de escopeta. Los tres de Zalduendo, con sus matices, han propiciado que el público que abarrotaba los tendidos pudiera contemplar en toda su dimensión a "los tres tenores", para los que el coso alicantino ha sido esta tarde Las Termas de Caracalla. Porque de concierto de buen toreo puede calificarse la actuación de la terna.  

El Fino ha tenido el mérito de saber amasar el punto de genio del zalduendo, cuarto de la tarde, hasta encontrarle el fondo que sin la sabiduría torera del cordobés hubiera quedado inédito. Faena importante de un torero que, cuando fue necesario, sacó la casta, y con veinte muletados y una estocada en la yema arrebató una oreja al más difícil de los tres negritos del campo andaluz. También Manzanares supo apostarle a su primero, que tenía sus chiribitas, y meterlo en la senda del triunfo. Así como Morante, puro embrujo sevillano, acertó a hacer orfebrería fina con el quinto de la tarde, hasta con la genialidad de apuntillarlo con arte. ¿Se puede apuntillar con arte? Morante pudo. En fin, tarde grande, tarde para recordar.

Síguenos

ÚLTIMAS NOTICIAS

Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando