Pretendieron desterrarlo en cuanto perdió el estribo. Es verdad que El Cid no acababa de encontrarse a sí mismo, pero todo era cuestión de tiempo. Se reconcilió con Sevilla y también con Madrid, la Villa y Corte en la que comenzó a reconquistar su reino…
… Todo fueron batallas ganadas, desde el sur hasta sus plazas del norte. Y llegó Bilbao, para demostrar con la de Victorino que sigue siendo el de las mejores tardes. Y con la tizona afilada.
“Gracias a la afición, a no cansarme y a no tirar la toalla en momentos difíciles, he podido tirar para adelante”
“En Madrid saqué el amor propio. Fue la tarde más importante del año porque me dio mucha moral y confianza”
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