Dicen que puede ser el toro de la temporada, y al menos uno no ha visto otro que lo supere ni siquiera lo iguale. Hubo algunos más que también dieron la talla, pero “Picarón” fue la guinda.
Hacía mucho tiempo que no había visto embestir a un toro tan completo como “Picarón” de Fuente Ymbro en Zaragoza. Incansable, con la fiereza que dan la casta y la bravura auténticas, y queriéndose comer la muleta por abajo, verlo evolucionar por la arena fue todo un lujo. Además, era todo un galán con dos viergos de impresión. No hizo una cosa fea, y la única dificultad que presentaba era que con un animal de esas características hay que entregarse como lo hizo El Fandi. Dicen que puede ser el toro de la temporada, y al menos uno no ha visto otro que lo supere ni siquiera lo iguale. Hubo algunos más que también dieron la talla, pero “Picarón” fue la guinda. Ese toro con el que sueñan todos los toreros. Ahora me saldrá algún amable lector diciéndome que por qué no hablo de la novillada de la misma ganadería lidiada en la Feria de Otoño de Madrid. Y llevará razón, porque que los toros de Ricardo Gallardo salgan bravos y encastados no es noticia puesto que entra dentro de lo normal en su ganadería. La noticia, por inusual, es que le salgan como los novillos de Madrid.
Pero la alegría de ver embestir a “Picarón” ha dado paso a un disgusto. El que he tenido al saber que Finito de Córdoba se ha caído del cartel de pasado mañana sábado en la Feria del Pilar. ¡Qué lesión más inoportuna! Hay que cuidar esas muñecas, torero. Que son oro de ley. Y perder una oportunidad de éxito como la de un cartel con Ponce y Talavante, en una plaza de primera como la de Pignatelli, no es un buen final de temporada.
