Noche fría la que acompañó este sábado la función nocturna en Mérida, donde con poco más de un tercio de plaza se lidiaron toros nacionales de las ganaderías Los Aranguez (1º, 4º y 5º) y La Cruz de Hierro (2º, 3º y 6º), bien presentados en su conjunto, presentando irregular comportamiento en los engaños y en los caballos pero sin sacar complicaciones. Destacó el espada emeritense Alexander Guillén con el corte de una oreja.
Abrió festejo el rejoneador yaracuyano Francisco Javier Rodríguez, ante un serio ejemplar de Los Aranguez al que, como con el cuarto, aprovechó a medias, sin llegar a calar en el ánimo de los tendidos, pasando y clavando rejones y banderillas “a la grupa” de forma reiterada, además de demorarse con los aceros. En ambos fue silenciado, en el que aperturaba plaza tras escuchar dos avisos y en su segundo, uno, en ambos necesitando que el matador sobresaliente, Rafael Martínez, despachara al animal con la espada.
Alexander Guillén lució voluntarioso y muy enterado de las necesidades del que hizo segundo, astado que agradeció el temple y la disposición del torero por agradar. Supo meterlo a base de firmeza en la muleta, con altibajos, ante lo rebrincada de la embestida, por lo que por ambas manos extrajo lo mejor que tenía al noble astado. La estocada ligeramente trasera, fulminante, dio pie a la concesión de la oreja. Poco pudo hacer en su segundo, con gran parte de los presentes retirándose del coso ante lo monótono y tedioso del festejo.
Íker Cobo por su parte lograría los mejores momentos de su actuación sobre la mano izquierda en el tercero. Faena asimismo intermitente que no remataría de cincelar con la espada. Poco menos se le pudo ver en el que cerró plaza, para ser silenciado nuevamente cuando la estampida de aficionados desalojando los tendidos dejaba en evidencia fatiga ante una dilatada jornada de toros.
Mérida (Venezuela), 14 de febrero de 2014. Nocturna. Toros de Los Aranguez (1º, 4º y 5º) y La Cruz de Hierro (2º, 3º y 6º), bien presentados en su conjunto y de irregular comportamiento en los engaños y en los caballos, pero sin sacar complicaciones. El rejoneador Francisco Javier Rodríguez, silencio tras dos avisos y silencio tras aviso; Alexander Guillén, oreja y silencio; Íker Cobo, silencio en ambos. Entrada: Poco más de un tercio.
