La revolera

Simón es mucho Simón

Paco Mora
miércoles 11 de marzo de 2015

El toreo es muy poco proclive a la sindicación, ni empresarial, ni ganadera ni torera. Todos los inventos en esa dirección han durado el tiempo que han tardado sus componentes en darse cuenta de que el buey solo bien se lame, y de que a quien Dios se la dé San Pedro se la bendiga.

La verdad es que a mí me costaba encajar a Simón Casas en la FIT. ¿El hispano-francés a las órdenes de un millonetis americano? Porque en todas las sociedades quien manda es el de la pasta y este parece que tiene, no para asar una mula, como decía aquel, sino para aburrir. Que no, leñe, que no me lo podía figurar. Y como era de esperar ha durado menos en el ajo, que huele que apesta a G.10 empresarial, que un caramelo en la puerta de un colegio de parvulitos. Y veremos cuánto dura esa FIT, a la que le falta una “ele” para ser aquel matamoscas que “las mata bien muertas”.

El toreo es muy poco proclive a la sindicación, ni empresarial, ni ganadera ni torera. Todos los inventos en esa dirección han durado el tiempo que han tardado sus componentes en darse cuenta de que el buey solo bien se lame, y de que a quien Dios se la dé San Pedro se la bendiga. El toreo es un arte y no hay nada más libre y menos societario que las Bellas Artes. Y en este caso, en el de Simón Casas, había que contar con la huéspeda. Simón es un tío imaginativo, de ideas que parecen recién pensadas pero las lleva rumiando ni se sabe. Es además un negociador nato, y su visión de las cosas de la vida está tan cerca del capitalismo mancomunado como el Polo Norte de Johannesburgo.

Y Simón se ha ido, se ha dado de baja, ha desertado… Ha sacado los pies del charco. Porque, en el fondo, para hacer tortillas hay que cascar huevos y a Simón le va muy bien cocinando para él solo. Oiremos hablar de la FIT. Seguro. Pero el franco-español no estará en el ojo del huracán.

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