Así de claro, y sin rodeos que solo sirven para engañar a quienes no han visto y leen: esa corrida la cogen Morante, El Juli y Manzanares y se van casi todos los toros al desolladero sin orejas. ¡Para qué nos vamos a engañar!... Vamos a dejarnos de tiquis-miquis. De los seis fuenteymbros de la primera corrida de Fallas, cinco fueron perfectamente desorejables y tres por partida doble. El primero encastado y repetidor; el segundo un bombón, uno de esos toros que salen diciendo “hágame usted el toreo bien que se me están cayendo las orejas”; el tercero un toro de triunfo en manos de un torero puesto y dispuesto, condición la primera que le falta al joven Duque; el cuarto “bocatta di cardinale” arriesgándole lo necesario para dejarlo ver en toda su dimensión y el quinto se fue sin una oreja porque su matador se puso donde tenía al público acostumbrado a ponerse. Si eso no es un buen balance para un encierro que venga Dios y lo vea.
Lo que ocurrió es que Bautista, que es un buen torerito, no se ajusta ni con el sastre que le cose la ropa. Jiménez Fortes, que tiene un par, ha devenido en un torero suelto que llegaba más al público cuando andaba un poco más atado y al de Requena, que tiene ganas y hambre de triunfo, le faltan un puñado de corridas para salir airoso de un compromiso como el de enfrentarse a los pupilos de Ricardo Gallardo. Así de claro, y sin rodeos que solo sirven para engañar a quienes no han visto y leen. Vamos, que esa corrida la cogen Morante, El Juli y Manzanares y se van casi todos los toros al desolladero sin orejas. ¡Para qué nos vamos a engañar!
El público, con la frialdad propia de las tardes en que está en familia y pensando en los próximos festejos en los que verá a Morante, El Juli, Manzanares, Ponce, Talavante, el Fino y toda la corte celestial. Cosa habitual en Valencia y en otras plazas. El presidente demasiado estricto al contar los pañuelos. ¡Qué le vamos a hacer! Son las reminiscencias de alguien que hizo escuela.
