La Revolera

El arte del toreo bajó del cielo

Paco Mora
sábado 14 de marzo de 2015

Los que hemos visto hoy a Morante con el cuarto toro de Victoriano del Río de la segunda de Fallas de 2015, podríamos exclamar: “Hoy he visto a Morante, hoy creo que el arte del toreo bajó del cielo”. Nada más y nada menos.

…Y salió el cuarto de la tarde, y el fogonazo del Fuego de San Telmo de cuatro verónicas y media de Morante de La Puebla deslumbró al gentío que abarrotaba la plaza de Monleón. Y a partir de ahí las enhiestas banderas de los días grandes se desplegaron, aleteando como alas de paloma bajo el cielo de la atardecida valenciana, presagiando la tormenta. Había estallado la gracia, el similiquitruque, la sandunga, el duende y la belleza de la gracia toreadora. Surgía el toreo en todo su esplendor. El de La Puebla, inspirado y lleno de gracia como el Ave María, levitaba por el ruedo desgranado el toreo nuevo y eterno, que en sus muñecas es la expresión embrujadora de un sentimiento que no conoce normas ni tiene explicación posible.

Escribió Gustavo Adolfo Bécquer en su máxima expresión de amor: “Hoy la he visto/la he visto y me ha mirado/ hoy creo en Dios”. Los que hemos visto hoy a Morante con el cuarto toro de Victoriano del Río de la segunda de Fallas de 2015, podríamos exclamar: “Hoy he visto a Morante, hoy creo que el arte del toreo bajó del cielo”. Nada más y nada menos.

Valiente, entregado y sabio, el de Velilla de San Antonio demostró que no está dispuesto a darse por vencido sin lucha, aunque la batalla tenga que plantearla contra dos toros casi imposibles en otras manos que no sean las suyas. Daniel Luque -con lo difícil que era todo después de lo de Morante- también se hizo ver, sobre todo con su capote de lujo.

Pero… se había producido el milagro y contra los milagros no hay sabiduría ni raciocinio posibles.

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