La revolera

Finito pintó el toreo…

Paco Mora
martes 21 de abril de 2015

Una faena para la historia. Trabajo tendremos para cantarla quienes la hemos presenciado, porque es imposible describir con palabras o por escrito tanta belleza y tanto arte.
…Y los ángeles batieron palmas. Sin temor al tópico, La Maestranza parecía un ascua de oro. Un lleno hasta la bandera y el de Córdoba tiró de imaginación y torería, y se inventó tres medias verónicas injertadas con recortes de primorosa armonía que hicieron sonar los olés característicos de esa plaza, que suenan como en ninguna otra plaza del universo de los toros. ¡La imaginación al poder!

A partir de ahí todo fue una explosión de belleza, creatividad y ritmo; una verdadera obra de arte de comienzo a fin. Y el público cardiaco, empalmando un olé con otro sin solución de continuidad, jaleando una faena corta pero de gran intensidad y henchida de contenido. Los más jóvenes del lugar no habían visto jamás cosa igual, y hasta esta tarde dudaban de que fuera posible. Ni un enganchón, ni una duda, ni un mal paso, todo templada creatividad. Una faena para la historia. Trabajo tendremos para cantarla quienes la hemos presenciado, porque es imposible describir con palabras o por escrito tanta belleza y tanto arte. Aquello era una fiesta, ¡qué digo!, un pantagruélico festín para exquisitos paladares. El Fino en estado puro e irradiando a los cuatro vientos del coso del Baratillo la luz de su esplendoroso sentido del toreo.

Lo más importante de lo que llevamos de feria, y muy difícil resultará igualarlo e imposible superarlo. Hoy Sevilla ha sido testigo de una cumbre del toreo. ¡Y pensar que todavía hay empresas que ponen en duda la necesidad de abrirle a este Califa “in pectore” los carteles de sus ferias! Así está el toreo. Pero qué más da. A los que lo hemos visto, que nos quiten lo bailao.

A pesar de la buena estocada el toro tardo en doblar y se hizo necesario un descabello, pero el público sevillano premió al torero de Córdoba “La Sultana” con una larga y sentida ovación en el tercio. ¡Qué mejor trofeo! La corrida de El Pilar decepcionó y tanto Manzanares como Luque, que estuvieron en toreros de postín, se fueron también sin premio. Pero es que, ¿por qué no decirlo?: Después del suceso, toda la tarde transcurrió bajo el síndrome del hechizo de un Finito de Córdoba insuperable.

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