López Simón, cornada que contusiona paquete vásculo nervioso políteo y nervio ciático
Alberto López Simón abrió ayer la Puerta Grande de Madrid. No la pudo saborear. Cambió la foto del legítimo triunfo por una operación compleja de una dura cornada con dos trayectorias en su pierna derecha. Ética y épica. “Abrí la Puerta Grande pero no pude salir. Estoy jodido, faltó la firma. Quedó algo pendiente que sé que tendrá que llegar. No busco el triunfo, no busco el aplauso fácil, busco entregarme al máximo para que de esa forma fluya el toreo y llegue el reconocimiento”, reflexiona el madrileño desde una habitación de la Clínica San Francisco de Asís de Madrid.
“Era la primera corrida del año y en ocasiones la presión no me dejó fluir como yo quería y por eso me tuve que entregar al máximo. Entregar mi vida al toro también me ha dado gloria”, expone el madrileño. “Pudo ser más bello o menos bello pero en la entrega está la pureza del toreo”, subraya.
Cornada cruel. Dura. Dramática. Triunfo desgarrador de López Simón. “No he podido dormir nada, estoy fastidiado y con muchos calambres en la pierna. Don Máximo García Padrós ha venido esta mañana, me ha visto la herida y dice que va bien. Fiebre no he tenido”, concreta.
López Simón no quiere hablar de plazos pero tiene una meta en su mente: 24 de mayo, San Isidro. “Antes toreó el 17 en Alès y estoy loco por verme allí en el patio de caballos aunque los médicos dicen que es precipitado. Y luego en San Isidro el día 24 tengo que estar para que me vea Madrid en toda mi plenitud y vuelva a firmar lo que ayer quedó pendiente que es salir a hombros”, sostiene.
