Las verdades del Barquero

Sagrada fiesta

Los ocho días y medio de sanfermines son, antes que otra cosa, un fortísimo espectáculo en torno al toro bravo. Sin toros no se entendería nada. El ritual religioso del encierro representa el sentido de la fiesta tanto como la propia corrida. Si no más…
Barquerito
domingo 03 de julio de 2016

El eje de las ocho corridas de San Fermín son los encierros de cada una de ellas. Seis toros, salvo imponderables, y una parada de bueyes domados con insuperable destreza. Los sanfermines son una especie de puzle monumental donde encajan sin chirriar todas sus piezas. Son piezas de primer rango los bueyes que arropan en carrera a los toros –bueyes de guía, de flanco o de cola y rastro- y los pastores que arrean a unos y otros con la voz mucho más que con la vara.

“En el toro de Pamplona priman el volumen y el trapío ofensivo sobre las hechuras. Y los pesos más altos de todas las ferias de primera”

“En los tendidos, gradas y andanadas de sol, lo que de verdad calienta es, más que el sol de julio, el toro que pelea”

“El culto del toro: el manifiesto del Gas, el encierrillo, la carrera, la plaza llena a la entrada del encierro, las vaquillas, el apartado y, naturalmente, la corrida. Espectáculo proteico, intenso”

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