GALERÍA FOTOGRÁFICA DE ROLAND COSTEDOAT
Fotos: ROLAND COSTEDOAT
Rafaelillo sorteó por delante un toro alto y largo, que embistió dormido y sin agresividad al capote del murciano. Empujó en dos puyazos el de Pedraza, que se mostró noble y bondadoso en el último tercio. Lo llevó bien toreado Rafaelillo por los dos pitones. Labor sin excesiva emoción pero correcta y aseada por ambos lados. A pies juntos toreó al natural con relajo y la figura erguida. Las dosantinas finales precedieron a una estocada tras pinchazo. Ovación para el toro en el arrastre y una oreja para el matador.
Alto pero bien hecho, ojo de perdiz, el tercero empujó en un primer puyazo con fijeza, también en un segundo en el que Juan José Esquivel se lució de veras. Dudó el animal antes de arrancarse para una tercera entrada. Cuando lo hizo, perdió el equilibrio Esquivel, cayendo a merced del toro. Pidió el cambio de tercio Rafaelillo y el presidente, de forma desacertada, no accedió, obligando a que el animal tomara un cuarto puyazo en el que se dejó mucha fuerza hasta el punto de que apenas comenzó el murciano la faena de muleta, el toro cayó al suelo aplomado, asfixiado y sin fuerza. Hubo de apuntillarlo. Saludos para Rafaelillo y Esquivel desde la boca del burladero.
El segundo, de largos pitones pero bien hecho, se defendió en los capotes de salida. Provocó un espectacular batacazo en el primer puyazo, tomó un segundo algo trasero y en la tercera entrada al caballo salió perdiendo las manos. Hubo una fuerte ovación para Óscar Bernal, que picó muy bien. El de Pedraza desarrolló fijeza, nobleza e incluso llevó el morro por el suelo, pero fue a menos en su comportamiento y acabó sin transmisión, desarrollando más sosería que otra cosa. Adame realizó una labor aseada sobre el pitón derecho y algo menos lucida al natural. Las manoletinas dieron paso a una estocada caidita y un descabello. Silencio.
No humilló en ningún momento el quinto, un toro sin cualidades frente al que tampoco supo aplicarle soluciones el mexicano Adame. Esbozó un par de series diestras estimables, pero le faltó embraguetarse al azteca. Faltó transmisión al conjunto, tanto al toro como al torero. Media ladeada y desprendida, un golpe de descabello, un aviso, se echó el toro y hubo silencio por parte del público.
Buen mozo de 600 kilos el tercero, al que Héctor Piña dio dos extraordinarios puyazos, especialmente un primero con el toro empujando y encelado, sensacional. Desafortunado resultó el tercio de banderillas, con el toro comenzando a orientarse. El animal, ya en la muleta, fue complejo. Se puso andarín y se paraba y se acostaba al llegar a la jurisdicción del torero. Además, desarrolló sentido por el pitón izquierdo. Del Álamo anduvo profesional, dejando series de derechazos que tuvieron un mérito tremendo dadas las condiciones de la res. Estocada trasera tendida y baja. Ovación al toro. Silencio para el salmantino.
Con buenas verónicas y una media y una revolera de remate en el centro del platillo recibió Juan del Álamo al sexto, que entró dos veces al caballo recargando en ambas ocasiones. En la faena de muleta apuró perfectamente el torero el buen pitón derecho del toro, uno de los pocos del encierro que embistió con cierta codicia. Cuajó varias series tirando bien del toro y obligándole mucho, dejándole la panza de la muleta ahí abajo. Fue menos claro el animal por el lado zurdo, por donde embistió también con menos codicia. Mató de un pinchazo y una estocada de muy largo efecto. Sonó el primer aviso, trató de descabellar y tras casi tres minutos de amorcillamiento, se derrumbó el de Pedraza.
Dax (Francia), domingo 14 de agosto de 2016. Cuarta de feria. Toros de Pedraza de Yeltes para Rafaelillo, oreja y saludos; Joselito Adame, silencio y silencio tras aviso; y Juan del Álamo, silencio y palmas tras dos avisos. Entrada: Lleno de “No hay billetes” en tarde de mucho calor.
