”En ocasiones me planteo si merece la pena seguir adelante”
”Ha sido como estar corriendo una maratón y no ver nunca la meta”
”He salvado el año a base de amor propio, de raza, de vergüenza personal”
Toca la fibra Alberto López Simón. Torero de sensibilidad y rectitud que no se esconde. Ni dentro ni fuera de la plaza. A corazón abierto, mascando un puñado de reflexiones que ponen de manifiesto la grandeza del éxito pero también sus sinsabores, sus peajes y sus costes emocionales. Sincero hasta el límite, el madrileño se abre de par en par en el I Extra de Matadores de Aplausos para analizar un año en el que ha dominado el escalafón pero que le ha dejado un poso y una huella de insatisfacción difícil de entender para quien no está en su piel, en esa piel de valentía y personalidad que posee este bravo torero de Barajas.
“Podía haber sido el mejor año de mi vida y sin embargo ha sido una temporada muy difícil, muy dura. He sufrido muchísimo por muchas cosas. Me afectó muchísimo la muerte de Víctor Barrio, desde ese momento me costó ser yo, no estuve todo lo ordenado que me hubiese gustado estar y me bloqueé. Pero no sólo eso, todo se me puso muy cuesta arriba, me he guardado muchas cosas por dentro que no quise exteriorizar por tirar hacia adelante y por competir conmigo mismo y eso me ha situado en momentos muy límite desde el punto de vista anímico y psicológico. No me he encontrado bien”, explica con sinceridad el torero.
Alberto reflexiona sobre su estado, de sus sentimientos encontrados, como una cara y una cruz de la moneda del éxito. “En ocasiones me planteo si merece la pena seguir adelante. Siempre tengo a mi amigo Yelco a mi lado para levantarme el ánimo y tengo a mi buen amigo Antonio Palla con una merienda y una botella de vino en su finca, pero hay veces que me gustaría desaparecer, no hablar de toros, no tener que dar explicaciones, no relacionarme con nadie que me hable de este mundo que está tan viciado y tiene tantos intereses…”.
UN DURO EXAMEN
Admite que este año se ha sentido muy medido y muy examinado, hasta tal punto, que el propio torero se ha sorprendido de que “hayan querido dañarme gratuitamente. Que me hayan querido herir incluso atacando a mi gente y mi gente para mí es intocable. Quien no comprenda que mi mundo más cercano es muy especial y muy importante para mí, no podrá entenderme nunca. Para ser feliz necesito estar bien yo y que lo esté mi gente más cercana. Esto funciona así. Mi apoderado es independiente, no hay dinero por detrás de ninguna empresa grande y al final los intereses son los intereses. Por eso tengo también la sensación del deber cumplido porque le he echado muchos cojones al año, sobreponiéndome a todo”.
Sorprende escucharle hablar de forma tan crítica sobre él mismo cuando la temporada de López Simón ha tenido momentos muy brillantes. “El año ha sido duro. Era como estar corriendo una maratón y no ver nunca la meta y en cambio, por dentro, autoconvencerme a mí mismo de que era capaz de terminar. Ha sido un engaño a mi mente”. Sin embargo, en la plaza ha sido capaz de responder. “Por oficio y por profesionalidad pero no por convencimiento. He salvado el año a base de amor propio, de raza, de vergüenza personal por no desfondarme”.
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