REPORTAJES GANADEROS.- NÚÑEZ DEL CUVILLO

Cuvillo: un año deslumbrante

Íñigo Crespo
lunes 14 de noviembre de 2016

Núñez del Cuvillo ha completado la mejor y más importante temporada de su historia, según desvela el ganadero. Ahí están los datos, el juego y la estadística. También las sensaciones y una regularidad tan sobresaliente como espectacular. Desde la finca gaditana de El Grullo ha partido una camada de altos vuelos, con diez toros premiados con la vuelta al ruedo, un indulto y la impronta de estar frente a una divisa que ha marcado un punto de inflexión en la evolución del animal de cara a los próximos años. Así lo entiende también el ganadero, que nos descubre los secretos del éxito y defiende que el carácter del toro bravo debe encaminarse hacia un criterio de exigencia e imprevisibilidad.

“Ha sido la mejor temporada de nuestra historia. Muy espectacular, muy deslumbrante, hemos bordeado la perfección. En 2011 lidiamos otra camada muy buena pero entonces nos fallaron más toros y sobre todo hubo corridas más triunfalistas que este año donde hemos tenido tardes que han sido más redondas y más rotundas que realmente triunfales”. De este modo se refiere Álvaro Núñez del Cuvillo a lo que ha sido una temporada espectacular para la ganadería familiar. Extraordinaria de juego, de resultados. Desde un prisma estadístico y desde una visión de comportamiento. Por dentro y por fuera. La campaña más sobresaliente de un hierro que ha marcado una pauta y un punto de inflexión en sí misma.

“Muchas veces se habla de regularidad y ciertamente la hemos tenido, pero doy mucha más importancia a que esa regularidad haya venido acompañada de la bravura y del comportamiento que nosotros buscamos”, expone el ganadero gaditano. “Hemos lidiado muchos toros buenos en plazas importantes, si contabilizamos vemos cómo el año ha estado marcado por toros que han tenido mucha movilidad, mucha transmisión y poder, pero sobre todo mucha clase que es lo que determina el comportamiento último de una ganadería”, sostiene.

Han sido veintiséis tardes, con diez toros premiados con la vuelta al ruedo, un toro indultado, más de cien orejas cortadas y cinco rabos. Incalculable año de emociones y pasión desbordada. “Me importa la estadística pero me importan más las sensaciones”, describe Álvaro Núñez del Cuvillo; “corridas como las de Nimes o la última de Zaragoza han sido más sobresalientes por el poso que dejaron que incluso por el resultado. En Zaragoza, por ejemplo, no nos dieron la vuelta al ruedo a ningún toro cuando resulta que hubo animales mucho más bravos que otros a los que sí les dieron la vuelta en esa plaza en otras ocasiones de nuestra misma ganadería. Ha sido un año de mucho fondo, de gran riqueza de matices”, expresa el ganadero, quien desvela los dos lunares del curso: “Fallamos en Valencia y en Santander. En Valencia me cabreó mucho la corrida porque no tuvo fuerza aunque sí tuvo buena condición y sin embargo me decepcionó más la de Santander, porque no dio juego a pesar de taparse el resultado con el triunfo de Ginés Marín”.

LIMPIEZA DE SANGRE Y SELECCIÓN

Fiable en sus apreciaciones, honesto en sus cábalas y profundo en su análisis, Álvaro Núñez del Cuvillo no oculta que para lidiar una camada tan buena y tan brava como la del presente ejercicio ha existido un trabajo de fondo impecable y riguroso. “Sobre todo yo diría que han existido dos claves muy importantes: la limpieza de sangre que hemos hecho en la ganadería durante los últimos años y la selección que la hemos ajustado al máximo”.

Sobre el primer factor, el ganadero explica: “Hemos tenido que quitar toros que no nos daban bien por familia y no por ellos mismos. En una ganadería las características malas se heredan y todas las retas con abuelos que embestían con algún defecto, las hemos eliminado. Lo bueno no se hereda de forma tan evidente como lo malo. Dése cuenta que la mansedumbre es naturalidad, surge de selección natural, al contrario que la bravura que es lo realmente excepcional. Lo lógico del toro es que huya frente al castigo. Dentro de esa limpieza quitamos el cien por cien de las vacas y sementales que daban mal por familia, de ese modo hemos logrado un éxito: que los toros malos que hemos lidiado este año no han sido más de cuatro o cinco y además los tenemos controlados”.

Y en lo referente a la selección, el ganadero informa: “Hemos mejorado genéticamente la ganadería hasta límites casi perfectos. Ahora los sementales que tenemos son muy buenos y los buenos de antes son medianos ahora”.

En sus apreciaciones, Álvaro añade matices y explicaciones que ayudan a comprender sus observaciones: “Nos hemos adelantado al futuro y hemos seleccionado de un modo obsesivo hasta el punto de que durante este año hemos visto cómo tenemos un conocimiento exacto de nuestra ganadería que se ha visto en que cada vez que hemos ayudado a enlotar o igualar las corridas, no hemos fallado”. A juicio del ganadero: “Estar tan encima de todo te permite conocer mucho la ganadería y suprimir los defectos anteriores que eran, sobre todo, las actitudes defensivas de algunos toros”.

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