La página de Manolo Molés

Que llamen ellos

Manolo Molés
jueves 01 de diciembre de 2016

Vamos a ver quiénes se apuntan motu proprio a la de Victorino el Domingo de Ramos. Sobre todo de las llamadas figuras, de los veteranos ilustres, de los jóvenes atrevidos. “Que se apunten, que se intenten contratar ellos”. Una fórmula nueva de un empresario nuevo para Madrid.

Me gustó lo que dijo Simón Casas en la radio: “victorinos para el Domingo de Ramos. Que llamen, que se apunten, que se intenten contratar ellos, vamos a ver quién lo hace. Las puertas están abiertas y elegiré el mejor cartel de toreros”.

Está bien. Vamos a ver quiénes se apuntan motu proprio. Sobre todo de las llamadas figuras, de los veteranos ilustres, de los jóvenes atrevidos. “Que llamen ellos”. Una fórmula nueva de un empresario nuevo para Madrid. Simón es un tipo soñador y al tiempo de pies en la tierra. Cada vez más porque ya pagó el precio de las quimeras. Y llega a Madrid tras una semicolaboración con un taurino de raíz al que él y yo le tenemos tanto respeto como afecto. Me refiero a José Antonio Chopera. Uno de los pocos referentes de los años grandes de la Tauromaquia. Cuando los toreros llegaban al centenar de corridas en España y a las cuarenta en América. Y así un puñado de años. Cuando los partidos políticos no veían la fiesta de los toros como franquista o monárquica o republicana o la madre que lo parió. Los toros eran los toros. Sólo Franco se apuntaba sin gustarle a este espectáculo para darse un bañito de palmas. Pero los toros no eran patrimonio de nadie. O sí: de todos, de los poetas, de los escritores, del obrero, de la clase media, del rico, del canino y de la pluralidad.

Elitista será la ópera tan selectiva en gustos y precios. Pero en una plaza de toros tienes desde la barrera para el más pudiente, a la solana para los bolsillos más tiesos. Ahora con los populismos, con el animalismo exagerado, con un país que no tiene ni zorra idea de lo que es el campo, la huerta, los animales, la caza, la pesca, todas aquellas cosas que estaban ahí para que la gente se alimentara, viviera, creara familia y futuro resulta que no entienden lo que es un toro bravo, ni cómo es el campo, ni cómo se cría y se mata un cerdo, un conejo, una gallina. Ni nada de nada. Ahora somos una sociedad urbana de espaldas a un país rural y la gente no distingue en el campo un nabo de un rábano. Coño, ahora empieza a ser pecado grave comer carne y es que animalista, ecologista, vegano y otras modernidades están ahí, entre otras razones para llegar a la política y al poder sin sumarse a otros partidos políticos. Porque ellos son ya partidos políticos. Y son listos porque por ese camino mandas, impones y hasta legislas. Son más listos de lo que pensamos. Todo este planteamiento agresivo les lleva al poder, al mando, a los parlamentos, a las subvenciones. Ojo que no van de broma.

NO VEO PLANES PARA VOLVER AL ESPLENDOR DE BARCELONA

Aun así Bogotá ha de ser una fiesta. Pero no es fácil que tantos años después todo siga igual. Nada de eso. Habrá que volver a sembrar. Como lo está haciendo Cali con Alfonso Otoya y Manizales. Sin embargo no veo luces, ni fiesta, ni planes para que Barcelona vuelva al esplendor. Centenares de profesionales y aficionados se reunieron allí para rememorar el gran trabajo que hizo José María Gibert. Fantástico. Pero había una ausencia: ningún Balañá. Ninguno es nadie. Y lo peor: ¿alguien ha escuchado una palabra de esperanza, de futuro, de alegría, de trabajo futuro, en los labios mudos de un Balañá? Sería lo normal. Le quitan el sello, o sea el veto a la plaza, a su plaza. Y no pasa nada. Una declaración de intenciones. Nada. Mudos. Este de los toros es un planeta de mudos. Y en esa vagancia muchos dirán “che, que pase el invierno y ya veremos cuando venga el calor”. Cuando venga el calor ya hay un puñado de achicharrados. Quiero tener fe pero me falta esa fe porque no hay un mínimo de solidaridad y esta es una guerra de guerrillas y sálvese quien pueda.

Quiero una entrevista con Balañá. Y todos debemos intentar que se manifieste. Que diga si va a abrir o no. Si será Toño Matilla el que lo haga. Si ya nos podemos ir sentando a esperar el santo advenimiento, o mejor nos vamos a tomar una butifarra a Las Ramblas. Por cierto: ahora quieren bajar a Colón de la estatua por genocida. Chúpate esa mandarina. Y yo soñando con que abran la Monumental. A veces los sueños son pesadillas.

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