La crónica de José Luis Benlloch en Las Provincias

Álvaro Lorenzo cortó una oreja en la apertura

José Luis Benlloch
domingo 12 de marzo de 2017

Lorenzo, Álvaro Lorenzo se llama el torero y a poco que se empeñe en enseñar esas formas de mecer el capote se le va a nombrar mucho en los círculos de los buenos aficionados.

Un mazo de lances a la verónica despaciosos y muy reunidos, también muy ligados, enfajado decían los antiguos, todo ello camino de los medios donde remató con una media muy torera fue lo más redondo de la tarde. Fue el momento de ayer y hubiese sido el momento de muchas tardes. El toro se llamaba Madroñito, nombre de toro bueno, a la postre el de más clase de una corrida a la que le faltó principalmente clase; Lorenzo, Álvaro Lorenzo se llama el torero y a poco que se empeñe en enseñar esas formas de mecer el capote se le va a nombrar mucho en los círculos de los buenos aficionados. Luego a ese mismo toro, el único claro de la tarde, lo toreó Lorenzo con ritmo del bueno con la muleta, sin prisas, también reunido, ahora podría decir que por momentos enmacizado y que si la faena no fue a más se debió a que el tal Madroñito tuvo fondo limitado y se apagó antes de lo que hubiese sido deseable.

Hubo más momentos. El de Fortes en el segundo de la tarde mismamente, al que le salió de rodillas en los medios. El toro, negro, bragado, girón y calcetero, por mucho que el programa dijese otra cosa, se le arrancó pronto y alegre y Fortes le vació con un farol para todo seguido torearle sobre la derecha con una largura y una templanza que no pudo repetir ya en pie porque el toro, mentirosillo, dejó de embestir con la claridad de ese inicio. Otro momento bueno de una tarde en la que los toros de Alcurrucén, reservones en exceso y que no dieron facilidades, fue el de la estocada de Juan Bautista al cinqueño que abrió la corrida. La faena no había acabado de levantar el vuelo ante las embestidas fuertes y sin ritmo del toro, ahora voy, ahora lo pienso, y Juan, buen conocedor del oficio, lo quiso matar bien, porque ya se sabe lo que tapa una buena estocada, así que lo sacó más allá de la raya, le dio distancia, le citó y el toro cinqueño y bien armado, el que más, se lo pensó y no acudió. No dudó un instante Bautista, le cambió los terrenos, lo sacó más a los medios, le dio la querencia de las tablas, lo citó con convencimiento y cuando se le vino le aguantó, lo vació y le dejó una excelente estocada.

Eso y poco más dio de sí la tarde. Frío, menos de media entrada, una corrida de Alcurrucén mucho más bonita que buena. Lorenzo cargó con la cruz y la cara del encierro. Sin posibilidad alguna en su primero, manso de solemnidad, queda dicho que toreó con gusto sobre la derecha al sexto. Fortes fue todo corazón y donde no le llegaba la técnica le puso alma y agallas. Y Bautista por su parte tiró de oficio para salir del compromiso. Y si esto fuese cuestión de números, digamos que Juan Bautista, ovación tras aviso y silencio; Fortes, petición y palmas tras aviso; y Álvaro Lorenzo, silencio y oreja.

CRÓNICA PUBLICADA EN LAS PROVINCIAS EL 12/03/2017

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