La revolera

Quieto y serio, como los molinos

Paco Mora
lunes 13 de marzo de 2017

Ni una concesión a la galería. Todo bajo la premisa del toreo fundamental. Diego Carretero es de los que entienden que torear no es dar pases. No ha pasado desapercibido en Valencia.

No ha pasado desapercibido en la plaza de la calle Xàtiva Diego Carretero, un novillero albaceteño “como los molinos quieto, como los molinos serio”, tal como escribiera el poeta utielano Rafael Duyos sobre su paisano Pedro Martínez “Pedrés”. Ni una concesión a la galería. Todo bajo la premisa del toreo fundamental. El joven novillero de la ciudad manchega es de los que entienden que torear no es dar pases. Practica un toreo seco fundamentado en la quietud y el temple. Presagio de buen muletero que se va detrás de la espada, empujándola con el corazón regido por la cabeza. Ha causado magnífica impresión y la plaza valenciana lo ha captado enseguida como una promesa de torero al que vale la pena no perder de vista.

El mexicano Leo Valadez ha dado un paso más hacia la madurez que le llevará a no tardar al doctorado. Conoce la asignatura y se desenvuelve con los novillos con suficiencia y habilidad no exenta de cierta personalidad. Se mueve por la plaza como si fuera su hábitat natural. Otro al que hay que esperar. Un mexicano más que vela sus primeras armas en España, lo que le permitirá probablemente ser torero de los dos lados del Atlántico.

El alicantino Jorge Rico –vivo retrato de juventud de Leonardo Di Caprio- es muy nuevo pero con una bisoñez no carente de sello personal. Sereno y con un buen concepto del toreo, vale la pena confiar en su evolución a poco que se le dé cancha. Los tres han demostrado valor suficiente para poder referirnos a ellos como tres promesas del nuevo plantel de novilleros, futuros matadores en ciernes. Con más motivo, cuando se han enfrentado a una seria novillada de El Parralejo –manes de Fuente Ymbro- que ha servido para que los tres novilleros dejaran su tarjeta de presentación en la bandeja de plata del ruedo valenciano como novicios -unos más adelantados y otros menos- de la dura, difícil y hermosa profesión de lidiar toros bravos.

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