Desde el sur

Dos ausencias dos

Juan Belmonte
martes 14 de marzo de 2017

La revolución ya está más que consolidada, Manuel Díaz ya es Cordobés, Cordobés, con apellido y con fortuna, por eso hubo dos ausencias notables… El papá y el comandante, porque uno puso la semilla y el otro la hizo crecer… ¿o no?

Acaba de pasar el evento taurino-social de la corrida de Morón, la de los “Cordobeses”, y es bueno tener memoria. La mente, al ver la plaza con el “No hay billetes” y a la espera de la llegada del padre nuestro que no está en el cielo y que no se produjo, nos retrotrae al pasado y caemos en la cuenta de que la ausencia del genio Benítez, del viejo Cordobés, no fue la única. En la década de los noventa surge una bien llamada revolución taurina con un nombre de batalla, ¡con eslogan propio…! Ya está aquí… sin apellido ni fortuna… El Cordobés!

Como toda revolución que se precie, al más puro estilo sudamericano, contaba con su comandante, de nombre Dorado. Fabricó un producto que dio la vuelta al planeta de los toros, con actuaciones sonadas, alternativa de lujo, carrera lanzada. En todo ello hubo varios intentos de provocar y organizar el encuentro padre-hijo en la plaza… y estuvo a punto de caramelo después de varias cajas de White Label y noches inconfesables… pero no llegó. Cuando vi a los dos hermanos en la rueda de prensa previa y después en la plaza, abrazados en un brindis y a hombros por la puerta grande, no pude reprimir los sentimientos y los recuerdos, primero porque uno era más joven y segundo porque hay que ser justo, tener memoria y no olvidar… La revolución ya está más que consolidada, Manuel Díaz ya es Cordobés, Cordobés, con apellido y con fortuna, por eso hubo dos ausencias notables… El papá y el comandante, porque uno puso la semilla y el otro la hizo crecer… ¿o no?

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