Desde el sur

Lo bueno si breve, dos veces bueno

Juan Belmonte
jueves 27 de abril de 2017

Pues no es así. En el toreo actual las faenas se han convertido en millones de pases, lances, idas y venidas que aburren al personal y exprimen a los toros. Y todo ello en perjuicio de los propios matadores a los que se les escapan los triunfos por “pesaos”

Pues no es así. En el toreo actual las faenas se han convertido en millones de pases, lances, idas y venidas que aburren al personal y exprimen a los toros. Y todo ello en perjuicio de los propios matadores a los que se les escapan los triunfos por “pesaos”. Sin ir muy lejos, en la Maestranza se eternizaron los minutos que Garrido, Lorenzo y Marín estuvieron en la cara de sus toros. No alcanzo a entender cómo cuando están realizando su obra, cuando el público se calienta con lo que ve y el toro va acabándose, se empeñan en continuar. Desplante… pasitos hasta la barrera y uno piensa que ahora es el momento de matar y cortar las orejas… pues no, vuelven a la cara del toro, las series siguientes no suman, restan, cansan y aburren al personal. Posiblemente les hubiera ido mejor a los toreros de ayer en Sevilla si hubieran visto el momento apropiado de entrar a matar.

Y ahora señalemos a los culpables que no son los toreros. Puedo entender que allí delante, con lo que se pasa, no estén lúcidos para ver el momento adecuado de finiquitar la faena pero imagino que detrás de ellos hay apoderados, cuadrilla y demás que están viendo la corrida desde fuera del ruedo y deben sentir cuándo está la gente calentita para matar, y ahí es cuando debe aparecer ese gesto tan tradicional de indicar al diestro que es hora de ir a por “la de verdad”.

Sé que esto cae en saco roto y seguirán con esas faenas interminables, vale, pero será peor para ellos. Aburrir no es nada bueno, y menos en el toreo.

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