No existe el mal gusto. Ni el buen gusto. Puede que lo de malo o bueno encaje en asuntos como un par de zapatos o una camisa. Pero en arte y en lo que le rodea, no existe mal o buen gusto. En el arte y en sus alrededores, el gusto se tiene o no se tiene. Yo creo que al toro de hoy y el de hace unos años lo que le pasa es que el ganadero no tiene gusto. Es más, creo que ser ganadero es, ante todo, una cuestión de gusto.
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 2067
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 2067 para iPad
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 2067 para Android