Rehuelga: estirpe Buendía

Antonio Girol
lunes 12 de junio de 2017

El pasado 7 de junio el hierro de Rehuelga lidió con éxito por primera vez una corrida de toros en Las Ventas. Atrás quedaron tres comparecencias en novilladas en ese mismo ruedo. Pero, sobre todo, atrás quedaron muchas horas de trabajo y esfuerzo por recuperar el sitio del encaste Santa Coloma-Buendía.

Rafael Buendía: “Con la hornada nueva de toreros se terminó el que las figuras matasen con regularidad santacoloma”

“Los últimos que apostaron por el encaste Buendía fueron el Capea, Robles y Ortega Cano”

“El aficionado de Madrid siempre ha sido muy cariñoso con nosotros”

FOTOS DE ARJONA DE LA CAMADA

El pasado 7 de junio el hierro de Rehuelga lidió con éxito por primera vez una corrida de toros en Las Ventas. Atrás quedaron tres comparecencias en novilladas en ese mismo ruedo. Pero, sobre todo, atrás quedaron muchas horas de trabajo y esfuerzo por recuperar el sitio del encaste Santa Coloma-Buendía. Sin embargo, cuando sabes qué quieres y lo quieres lo suficiente, encuentras la forma de conseguirlo. Esta frase, cuya paternidad se atribuye al empresario estadounidense Jim Rohn, bien podría haberla firmado Rafael Buendía Ramírez de Arellano desde el momento en que, junto con tres de sus hermanos, se hicieron cargo de la parte que les tocó de la herencia de Joaquín Buendía.

Volver a poner en el sitio que le corresponde a un encaste, y por ende a un apellido ligado a esa sangre, no es tarea sencilla. Sobre todo, cuando los vientos soplan en tu contra. Y no precisamente los del Levante gaditano que fustigan las dehesas de Benalup, sino los del establishment taurino actual. Esa es la empresa que se marcó Rafael Buendía, cuando, junto con sus hermanos Luis Felipe, Juan Carlos y Mari Cruz, se hicieron cargo del hato que les correspondió de la partición de la herencia paterna. Con un 4 y una B empezaron a herrar a sus reses en la finca que su difunto progenitor había comprado a mediados de los años cincuenta del pasado siglo para albergar a las madres de los míticos Buendía. Finca que ahora además daría nombre a la nueva ganadería: Rehuelga.

Así lo explica el ganadero: “A nosotros, de la partición llevada a cabo en 1996 nos tocaron ciento noventa y seis vacas. Pero esta finca la teníamos dedicada prácticamente a la agricultura por lo que quedaba una parte de dehesa que no era muy grande y era en donde íbamos a meter el ganado. Entonces lo que hicimos fue acortar y quedarnos solo con ochenta madres, que eran las que cabían. De ahí partimos y en ese número nos mantenemos”.

Número que viendo lo que hay en otras ganaderías de la misma zona, pero de distinto encaste, resulta raquítico. Ante la tentación de aumento de cabezas, Rafael Buendía tiene las ideas muy claras: “Tal y como está hoy día esto es muy difícil aumentar el número porque si embistiendo cuesta colocarlo, imagínese si en un momento dado hay un bache…”.

De baches conoce bien nuestro protagonista que fue testigo directo del que sufrió la ganadería familiar cuando los toreros dejaron de pedir los buendías. En parte motivados por el desconocimiento: “El problema viene de que a los toreros actuales les cuentan una cosa muy diferente a la realidad. Llego a esta reflexión porque cuando ellos mismos han tenido oportunidad de ponerse delante ven la realidad que les han intentado ocultar y se sorprenden de que este toro tenga tanta mala fama cuando no es así”. Continúa argumentando: “La prueba la tienen en América. Todo lo de allí es de esta sangre. Cuando van en invierno es lo que torean y, curiosamente, luego vienen aquí y no tragan. A mí me cuesta comprender esa mentalidad”, expresa.

Rafael tiene claro qué debería ocurrir para que no se produzca esta dicotomía: “Este nexo se cortó cuando el pobre Julio Robles tuvo el accidente y dejó de torear. Con la hornada nueva de toreros que vino después se terminó el que las figuras matasen con regularidad lo de santacoloma. Los últimos que apostaron por el encaste Buendía fueron el Niño de la Capea, Julio Robles y Ortega Cano. Por tanto, la única solución y esperanza estriba en que llegase una figura como esas de antes y tirase para adelante con esta sangre. Así de sencillo”.

Pero mientras adviene ese mesías esperado, a Rafael Buendía no le queda más que seguir trabajando en el laboratorio de Rehuelga para que esa llegada le coja con los oficios hechos. En ello está y el pasado 7 de junio saldó con nota alta la prueba más importante desde que emprendiese la aventura con sus tres hermanos. Nos referimos al compromiso con Las Ventas, plaza en la que las reses de Buendía siempre tuvieron un gran predicamento, tal y como recuerda el ganadero: “El aficionado de Madrid siempre ha sido muy cariñoso con nosotros. Conservo un recuerdo magnífico de las veces que hemos lidiado allí tanto con el hierro de Rehuelga en esas tres novilladas y la corrida del otro día como anteriormente con el de mi padre. Me acuerdo como si fuese ahora mismo de la tarde del 12 de septiembre de 1986, cuando el mano a mano entre Julio Robles y Ortega Cano que formaron un auténtico alboroto en quites. O de las dos orejas que cortó Paco Ojeda en 1983 a un toro nuestro que completó un encierro de Hernández Plá. Aquellas dos orejas lanzaron definitivamente a Ojeda a lo más alto”.

Sale el nombre de Ojeda y Rafael nuevamente evoca a toreros que tuvieron grandes éxitos con los toros de Buendía. Figuras de no hace tanto tiempo que se contraponen con el ostracismo al que las de hoy someten a este tipo de encaste: “Digo Ojeda como podría nombrar a Paquirri que el día antes de Pozoblanco mató una corrida nuestra en Logroño de la que paseó una oreja. Pero la prueba de cómo es esta sangre la tiene en que dos toreros como Manolo Vázquez y Antoñete con más de cincuenta años las mataban sin problemas. ¡Ojo!, que estamos hablando de las principales figuras de su época. Tanto los jóvenes como los veteranos no ponían ningún tipo de problemas para torearlas y en sitios de responsabilidad: Madrid, Bilbao, Logroño, Mont de Marsan, Bayona. O el mismo Capea, que, en su feudo de Salamanca, eligió lo nuestro para despedirse de los ruedos y le cortó un rabo a Borrascoso. Y todo esto sin tener que irnos más para atrás en el tiempo para hablar de Camino, Viti, Ordóñez…”.

Nombra Rafael plazas norteñas en donde siempre se lidiaron los toros de Buendía: “El norte ha sido siempre un lugar importante para esta casa. Y queremos que lo siga siendo con Rehuelga. De hecho, recientemente nos pidieron un toro para una corrida en la que se iban a lidiar astados de sangre santacoloma en Logroño. Al final el nuestro se quedó de sobrero y se lidió al año siguiente en Saint Martin de Crau y salió extraordinario”, asevera con tono de resignación.

Con rigor y paso decidido, Rafael Buendía, como cabeza visible de los 4B con los que se hierran los astados de Rehuelga, ha vuelto a colocar a los santacolomas en el disparadero. Tarea que no se antojaba fácil además por el cambio de nombre comercial: “En el universo taurino lo que se conocía era Joaquín Buendía y Bucaré como finca matriz. Asociar Rehuelga, que era la dehesa que cobijaba a las vacas, al nombre de Buendía era más difícil; sobre todo para el público en general. Aunque después nos ha sorprendido cómo el aficionado, sobre todo en Francia, sabe perfectamente qué es cada cosa. Hasta el punto que cuando me ven, me dicen: “¡Hombre, Rafael el de Rehuelga!”. Señal de que la cosa va funcionando”, concluye satisfecho.

Fotos: ARJONA

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