Miro la foto de Mel Capitán, una deportista amante de la vida, de los animales, desde su pasión por la caza. Durante mucho tiempo esta chica ha sufrido un acoso y una persecución brutal por parte de ese colectivo llamado animalista que no es otra cosa que un grupo de acosadores que la ley deja campar a sus anchas. Trataron de que la despidieran, acosaron a su familia, vigilaron sus movimientos diarios. Se ha suicidado. Sólo su mano sabrá los motivos. Pero hay razones que ayudan a una mano.
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