Ha recuperado la sonrisa, más bien cabría decir que la felicidad. Reconoce que ha sufrido un bache -“el más grande de mi carrera”, afirma- y que también ha estado ausente, muy lejos del torero que quiere llegar a ser. El madrileño se encuentra en pleno tránsito profesional tras romper hace unos meses y de forma unilateral su apoderamiento con Julián Guerra. El fin de una etapa agotada. Ahora ha recargado las pilas, se ha rodeado de los suyos y afronta la segunda parte de una temporada en la que debe “apretar el acelerador”. Vuelve a disfrutar delante del toro y esa es la mejor de las noticias. Bienvenido.
– “Torear no es como ir a un trabajo o a la universidad, esto va más allá, es una cuestión de sentimientos y si estás jodido es imposible expresarlos”
– “El apoderamiento con Julián Guerra llegó a una situación insostenible, no me beneficiaba ni a mí ni a mi carrera”
– “El toreo se ha convertido en salsa rosa, se ha perdido la palabra, hay mucho chismorreo y chivato suelto por ahí”
– “Hay muletazos que técnicamente pueden parecer perfectos pero son más artificiales. El toreo es mucho más de alma, pasión y entrega que de perfección”
– “Necesito poder equivocarme, tener la libertad de decidir, sobre todo delante del toro. Las faenas pueden tener mil imperfecciones pero cuando las decisiones se toman con el corazón, las imperfecciones ni se aprecian”
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