No sobran hoy toreros con tirón taquillero y Josemari es sin duda uno de ellos, y basta echar mano de la historia del toreo para comprobar cuántos toreros han funcionado al rebufo de las grandes figuras. José María Manzanares ha sido operado de una lesión en las cervicales que le ha obligado a frenar puntualmente la temporada. No es un torero, el alicantino, de fácil sustitución en las ferias en las que está anunciado. No basa sus temporadas en el número de corridas sino en hacer el paseíllo en las plazas en que se le espera con interés por su trayectoria en los últimos diez años. Dado que su ejecutoria ha sido ascendente en ese tiempo, se encuentra en un gran momento, y su ausencia deja un hueco difícil de llenar. Eso es una realidad de la que las empresas podrían hablar con más propiedad que quien esto firma.
Aparte del público que Manzanares pueda arrastrar a las taquillas hay también, y dada la larga permanencia en el escalafón de algunos -bastantes- toreros en los tiempos actuales, varios de ellos suelen abrir sus carteles. Por lo que el parón que estos pueden sufrir, es también un dato a tener en cuenta. Porque hay toreros que habitualmente encabezan sus comparecencias en muchas ferias y se verán afectados por la circunstancia que atraviesa el matador nacido a la sombra del Benacantil. No sobran hoy toreros con tirón taquillero y Josemari es sin duda uno de ellos, y basta echar mano de la historia del toreo para comprobar cuántos toreros han funcionado al rebufo de las grandes figuras.
Por todo lo antedicho, la salud de Manzanares, según el tiempo que requiera su recuperación, es un problema para el desarrollo de la temporada. Y precisamente en el momento de mayor actividad. Lo que unido al afecto que en lo personal se le tiene en esta publicación, es una mala noticia para la Fiesta. Hacemos votos por su pronto restablecimiento, para que vuelva a cubrir el hueco que su problema ha originado en la misma.
