Imaginemos un espectáculo perseguido, en el punto de mira de la prohibición. Imaginemos también un espectáculo que la sociedad desconoce, no comprende y lo considera ajeno a su idiosincrasia. Imaginemos un espectáculo que trata de sobrevivir en esas condiciones y que, además, está en quiebra técnica, con una situación de escaso flujo de dinero. Imaginemos un espectáculo cuya publicidad en los medios generalistas son dos polos opuestos, la muerte de una persona o el éxito de una persona. Si lo imaginamos, lo haremos realidad, pues así está la Tauromaquia.
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 2083
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 2083 para iPad
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 2083 para Android