Me resisto a leer libros en una pantalla. Tengo los rincones de la casa llenos de eso que se llama libro, que se encuaderna, que tiene hojas que se pasan una a una, con sus líneas escritas, sus párrafos… la lectura huele. Nada que no deje olor en las yemas de los dedos, debería ser considerado como literatura. Casi nada lo es por dos cosas, porque aun siendo ficción lo escrito, no tiene esa calidad literaria. Y si la tiene y la lees en plasma, no huele. Leer Pedro Páramo en iBooks es como ver cine sin ir al cine. Aunque no lo crean, uno de los sentidos que acompañan a literatura leída para ser recordada, es el del olfato.
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