El diestro vallisoletano Roberto Domínguez unió su trayectoria profesional al hierro de Victorino Martín y también coincide que, con su fallecimiento, “indiscutiblemente hemos perdido uno de los personajes más grandes de la Fiesta contemporánea”.
Domínguez no duda en destacar la personalidad del ganadero de Galapagar: “Él era un persona sencilla, muy inteligente, que adquirió un encaste difícil y con personalidad al que, además, le añadió su propia personalidad como ganadero, creando un tipo de toro único”. En este sentido, el matador incide: “Fue un hombre y un ganadero muy listo porque aportó a la Fiesta el toro que demandaba la afición, ese que hacía pasarlo muy mal al matador que lo tenía que lidiar, pero también supo criar ese otro toro que gustaba mucho al torero y con el que disfrutabas. Él sabía muy bien que había que guardar ese equilibrio para darle al público el toro que quería ver y al torero el que era bueno para torear, ya que si al final el toro no gusta al torero, por muy agradable que éste sea para el público, no puede triunfar el ganadero”.
Domínguez compartió además grandes ratos con el criador, puesto que también iba a tentar en muchas ocasiones a su ganadería: “Recuerdo mucho los tentaderos con él, cuando me preguntaba con socarronería y ese diente de oro cómo había visto la vaca, y si me había puesto en aprietos, entonces la dejaba para criar… ese era Victorino Martín. Y además, recuerdo conversaciones de toda índole con las que aprendía mucho. La verdad es que pasé grandes ratos con él y no me cabe duda de que la Fiesta guardará un gran de recuerdo él, como uno de los grandes personajes de la Tauromaquia que ha sido y siempre será”.
