En el calendario taurino de Zaragoza se incluyen, prescritas por el pliego de concesión de la plaza, ocho corridas de toros en puntas. Dos de las ocho se celebraron en abril y en torno al día de San Jorge, patrón de Aragón y Cataluña. Los toros de San Jorge, celebración clásica, había caído en desuso y olvido a finales de los años 70. Al cubrirse la plaza en 1990, en la época feliz de Arturo Beltrán como empresario, el abono del Pilar no solo ganó protagonismo y creció en cantidad, sino que cobró carácter absorbente.
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