De los toreros jóvenes que en 2016 quedaron en expectativa de la afición, Ginés Marín ha sido el que más y mejor ha refrendado en el ruedo su posición a base de dar continuos golpes de autoridad en las principales plazas de España y Francia. Demostrando de esta manera que más que una revelación es una realidad que cada tarde ha mostrado sus cartas con el objetivo de alcanzar ese ansiado lugar de mando con el que sueña desde que siendo niño se apuntase a la Escuela Taurina de Badajoz. Sus actuaciones en Madrid, con salida en hombros a la calle de Alcalá, Valencia, Pamplona, Santander, Dax, Nimes, Albacete o Zaragoza, entre otras, no son más que la constatación de que el futuro de la Tauromaquia empieza a escribirse con la G y la M.
– “No me ha pesado la temporada. Incluso en Zaragoza, que era mi última tarde en España, me sentía con ganas de continuar”
– “Es tan importante creer en tus posibilidades como tener claro lo que quieres conseguir. Y yo tengo ambas cosas muy claras”
– “Me he sentido esperado y eso me llenaba cada tarde de ilusión y de entrega. A un torero eso le motiva y también le llena de responsabilidad”
– “Este año me ha cambiado la vida, de estar en mi casa esperando los contratos y deseando una oportunidad a tener otros planes y otras metas”
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