Los pliegos de adjudicación de las plazas de Zaragoza y El Puerto de Santa María son la brigada de choque del asalto a las trincheras de la supervivencia de la Fiesta de los Toros. Esta sí que es una auténtica operación de acoso y derribo del derecho a ver toros de la afición, el de los toreros a ejercer su profesión, los ganaderos a criar toros bravos y los empresarios a poner en pie un espectáculo multisecular, enraizado en el alma de un pueblo. ANOET y ASOJET han llamado la atención sobre la peligrosa escalada. Los enemigos del toreo, que forma parte de la ancestral cultura del pueblo, han pasado de la escaramuza desgarrada y ridícula del “holandés errante” que se lanza al ruedo a toro muerto y del mercenario argentino que dio comienzo a la guerra de guerrillas, al combate organizado con material de guerra pesado y altamente destructivo.
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