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Periodismo

Carlos Ruiz Villasuso
domingo 04 de marzo de 2018

El periodismo taurino va camino de convertirse en un copiar y pegar de comunicados de todo tipo, la mayoría de las veces, intranscendente. Esa muerte lenta y por fases del periodismo, que unifica contenidos, está muy lejos de dotar a quien se aleja de un contenido de mayor grandeza. Digan lo que digan los expertos en comunicación, no estar al otro lado para el medio taurino, no le concede el traslado al espacio al que aspiran: los medios generalistas.

Hay una especie de degradación visible en la relación entre el periodismo especializado en Tauromaquia y la élite de los protagonistas de la misma Tauromaquia. Hablo de una degradación de relación directa entre las partes. De un tiempo hasta el presente, la relación humana/profesional entre el torero (con su nombre y apellido) y el periodista (con su nombre y apellido) pasa por un filtro mediador. Unas veces el llamado jefe de prensa. Otras veces alguien similar. Pocas veces el apoderado. Pero ese filtro o aduana, que jamás existió, ahora ya no solo es costumbre, sino una especie de prurito que, al hacerlo, le concede al torero más categoría.

Hace apenas dos décadas era impensable que Ponce, figurón del toreo, o Juli, otro figurón del toreo, dejaran sin atender un simple mensaje. Por supuesto, una conversación. Por supuesto hacían el esfuerzo de estar los inviernos en contacto con los aficionados. Los nombro a ellos porque, a pesar de la tendencia huidiza y de trinchera de los toreros de la parte de arriba de hoy, ellos mantienen ese hilo. Insisto, un hilo humano/profesional que siempre tuvo el toreo entre los grandes. Los grandes de ambos lados, de la crónica y de los que toreaban.

El periodismo taurino va camino de convertirse en un copiar y pegar de comunicados de todo tipo, la mayoría de las veces, intranscendente. Esa muerte lenta y por fases del periodismo, que unifica contenidos, está muy lejos de dotar a quien se aleja de un contenido de mayor grandeza. Digan lo que digan los expertos en comunicación, no estar al otro lado para el medio taurino, no le concede el traslado al espacio al que aspiran: los medios generalistas. Digan lo que digan, a los medios no específicos taurinos, sobre todo a los diarios, se accede a través del periodista especializado en lo taurino de turno. Y digan lo que digan, los medios no taurinos se empapan todos los días de los medios taurinos para sacar adelante contenidos que le interesen.

Hay toreros que manifiestan de forma abierta que el “medio especializado” no le aporta nada. Creo que los otros sí. Que los otros van a hacer que haya más gente en las plazas. Mi pregunta, entonces, es la siguiente: ¿estos toreros que decidieron hace años no estar en los medios taurinos o estar en cuentagotas, están llevando más gente a la plaza? Visto lo visto, la respuesta no tiene duda: no (JT come aparte, porque JT no es solo su silencio, ni mucho menos). Lejos de sorprenderme esta ecuación de dos más dos igual a menos uno, resulta que refuerza lo que pienso en lógica aplastante. Los medios generalistas, salvo excepciones, tienen una línea editorial de conjunto nada favorable al toreo.

No existe entrevista o pieza sobre un torero en medio generalista que no tenga un contenido defensivo. Siempre un contenido defensivo sobre la Tauromaquia. Se admite, los toreros los primeros, que salir en esos medios con la foto más o menos cuidada (más o menos, que a veces las fotos son de catálogo de los setenta) es un potosí de imagen y un revulsivo de la Tauromaquia. Y, más aún, un empujón a la carrera de quien sale. Algo tan incierto como que las taquillas son las que son.

¿Por qué? En mi opinión porque cinco o diez piezas al año no hacen bosque ni argumento en unos medios cuya línea diaria y contenidos diarios son favorables a la corriente animalista y, por tanto, anti corrida de este país. Otra cosa es que toreros de postín y nombres de postín del toreo, estuvieran, como no hace tantos años, en contacto permanente con los responsables de esos medios. Pero no lo están. Por otra parte. ¿Cómo narrar al estilo de los grandes cronistas de hace décadas si se desconoce al personaje? Cómo escribir de Paula si no se conoce al ser humano Paula. Y lo cito porque, siendo uno de los iconos más referentes y “ocultos” del toreo, el genio Rafael tenía su “acceso”. Era cuestión de buscarlo, de

insistir, de hacerse fiable, de saber no alterar el orden de los sentimientos de los artistas. Ser, de alguna forma, un artista al lado de un artista. Los medios de toros son los que son, con sus virtudes y defectos, pero están ahí, estamos ahí. Con una calidad periodística y un nivel cultural que no envidia para nada a ningún tipo de periodismo. Es más, tenemos a gente de un nivel que no podrán tener nunca otras especialidades. Por eso lamento ese error de bulto de haber edificado un muro y hacer del periodismo un copia y pega irrelevante, que ni es periodismo, ni es nada.

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