Claro que me alegra que la nueva empresa de mi tierra, Castellón, haya levantado el interés de la Magdalena. Otra cosa es que avanzara en la recuperación de un espectáculo global; donde los tres tercios tuvieran su fundamento y su brillo. La empresa la forman Manuel Chopera, el hijo de José Antonio (para mí, junto a José Luis Lozano y Pablo Lozano forman el trío de grandes hombres vivos de la Fiesta, con sus errores, como todo el mundo, pero con su saber y conocimiento y visión del espectáculo) y Toño Matilla. El que apenas se deja ver pero que está en casi todas partes. Le ves de uvas a peras, su nombre no figura en docenas y docenas de carteles que firma otro pero que hace posible Matilla. Al trío empresarial de Castellón hay que añadir a Alberto Ramírez como gerente. Alberto fue matador de toros y un hombre culto, hijo de Pepe Luis Ramírez, uno de los primeros toreros que yo vi en Castellón en mi tiempo de estudiante interno en los Escolapios.
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