La Pincelada del Director

La feria de Ponce y de los despropósitos mañaneros

José Luis Benlloch
martes 20 de marzo de 2018

La feria de Fallas ha estado preñada de pasión. No debe extrañar. Es una ciudad con tanta vida, tan intensa, tan festiva, tan disputada, tan agitada, tan creativa pero también tan secuestrada y tan contradictoria que la pasión y el choque parecen inevitables. Como ejemplo ahí están mismamente los de Compromís, en la Generalitat y en el Ayuntamiento de la capital, a muerte contra los toros, no quieren ni que aparquen las teles y esos mismos en los pueblos, a muerte con los toros. Y para qué hablarles del tráfico en la ciudad ¡vaya cómo está el tráfico! o de los entre bastidores de las corridas, en realidad para cada tercio tenemos un Grezzi, concejal amigo del despropósito sin que esté muy claro si lo suyo es simple ineptitud o mala leche. Lo malo es que se contagia, comienza en los corrales y se extiende al palco y todo se agrava cuando acaba viéndose por todo el orbe taurino. Los resultados son terribles. Se mosquean los defensores del toro con razón, porque los hubo chicos o impropios, díganlo como quieran; se mosquean los defensores del toro bonito porque los hubo muy feos, altos, acaballados, sin trapío…; se mosquean los ganaderos porque acaban lidiando lo que no les gusta; se mosquean los toreros por todo lo anterior; debería mosquearse el grezzi de turno porque a varios de los que rechazaron los aplaudieron de salida; deben mosquearse los empresarios porque la partida de transporte se les habrá ido de las manos; se mosquean algunos ganaderos que sufrieron trato discriminatorio respecto a otros colegas que lidiaron los hijos de los que les rechazaron a ellos… El caos merece reflexión urgente, conocimientos, unidad de criterio, menos protagonismos y más realismo, Valencia, como alguno de ellos dice, no es su plaza, ni un reconocimiento es una factura al cobro. Con un grezzi jodiendo los semáforos tenemos bastante.

El caos de los corrales merece reflexión urgente, conocimientos, unidad de criterio, menos protagonismos y más realismo, Valencia, como alguno de ellos dice, no es su plaza, ni un reconocimiento es una factura al cobro

Y aun así la feria ha tenido contenido y momentos memorables, varios de ellos con el toro como gran protagonista. Menos mal. Son los inescrutables misterios de la bravura. Será eso. El toro sexto de Fuente Ymbro fue un trueno buscando la muleta de Garrido y otro tanto se podría decir del encastado segundo de esa misma tarde; el lote de Alcurrucén que le tocó en suerte a David Mora es de los que se sueñan; el cuvillo del triunfo de Roca Rey, chico y bonito, fue cuanto menos de vuelta al ruedo, qué manera de embestir, qué duración, qué alegría…

El resto de los gozos falleros llevaron firmas muy concretas. Garrido, Roca Rey, Ponce, dicho por orden de aparición, al fin y al cabo las estrellas siempre cerraron los grandes espectáculos. Garrido y Fuente Ymbro maridan a la perfección, se demostró en Valencia, en Bilbao, en Sevilla… y ahora de nuevo en Valencia. La tensión emocional de sus naturales fueron el primer calambrazo de la feria y a buen seguro le va a repercutir en la temporada.

Lo de Roca Rey fue el primer gran impacto, una especie de ciclogénesis explosiva, taurina claro, escribí en Las Provincias. Las vísperas, isobaras y taquillas confluían en el mismo punto, se avecina un ciclón. Semejante fenómeno climático no significa otra cosa que todo se pone patas arriba. Vuelan sillas, sillones y poltronas de los acomodados; se descubre a los rebeldes sin causa que andan birlongueando puestos por las ferias bajo el lema “estoy mejor que nunca”; se derriten teorías de esas que aseguran, por ejemplo, aquello de que con viento es imposible o que es mejor torear de la raya para afuera para poder con los toros o que no conviene arrancar las faenas con lo que sería una apoteosis final porque de lo contrario se hace imposible ir a más o porque sencillamente los toros de hoy no aguantan ese ritmo. Llegó el peruano y lo puso todo del revés y se armó. El hombre encontró toro en todas partes, hizo parecer fácil lo que es un milagro y digo yo que a poco que persista en esa postura hasta puede poner del revés esa inercia maldita, mezcla de pesimismo y agobio, que persigue últimamente a los aficionados sobre el futuro de la Fiesta. Seguro, mientras haya ciclogénesis de esa intensidad, habrá Fiesta.

La ciclogénesis explosiva de Roca Rey; la paleta de colores de un Ponce pletórico; la zurda de Garrido; el huracán de Chover; la decisión de López Simón… y unos cuantos toros para salvar cada tarde

El día siguiente no bajó la temperatura. Llegó Ponce, el maestro, el Ponce 2.0 de los últimos tiempos. Técnica, sentimiento, mucha creatividad y mejor administración. Todo aderezado con amor propio, con grandes dosis de amor propio para responder a su condición de figura y al despropósito presidencial negándole una oreja ganada y aclamada. El torero contra el mundo, al presidente me refiero. Una cosa ¿rara? la del presidente y dos faenas, las de Ponce. No se puede torear con más ritmo con el capote, esos lances a medio camino entre la verónica y los delantales tienen difícil parangón. Derroche de talento, en las distancias y en las alturas para corregir defectos; en la elección de terrenos para prolongar la acometividad de los toros; pasión para responder a los atropellos; coraje juvenil e incontenible para rematar la faena, las rodillas al suelo y la locura desatada. Y por si faltaba algo, el reto de una segunda tarde cuando cualquiera, hasta los más jóvenes triunfadores, dijeron que ellos ya habían cumplido. Y una vez aquí -los grandes no vienen por venir-, dibujó otra obra maestra. Una faena que transitó entre la ingeniería y el arte, obra pictórica propia de la paleta del gran Sorolla, con los matices que le diferencian de la vulgaridad mimética que traen los tiempos, lo de Ponce es de Ponce y se siente a la legua.

Acabo: ha sido la feria de Ponce y los despropósitos mañaneros. Y no sería justo acabar sin una referencia al huracán Chover o al bravo Ureña, que una vez incorporado a los carteles por los que se lucha, le abandonó la buena suerte.

Síguenos

ÚLTIMAS NOTICIAS

BENLLOCH EN LAS PROVINCIAS

La jambre de Borja como arma victoriosa

La jambre de Borja como arma victoriosa

El torero de Espartinas, que cortó una oreja, conquistó Valencia a golpe de corazón y firmeza; Juan Ortega bordó la verónica y abrió el debate sobre quién es el mejor con la tela rosa

Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando