BENLLOCH EN LAS PROVINCIAS
Sevilla - Indulto de "Orgullito" de Garcigrande - Lunes 16 de abril de 2018Sevilla - Indulto de "Orgullito" de Garcigrande - Lunes 16 de abril de 2018

Fandangos, soleás y tarantas

El Juli, Manzanares y Talavante marcan las cimas de la feria de Sevilla por palos diferentes
José Luis Benlloch
domingo 22 de abril de 2018

Sevilla y su feria han copado estos días la actualidad taurina e incluso han saltado a los medios menos adictos al mundo de Cúchares. Y como corresponde a manifestación tan pasional ha tenido cimas y simas. Entre las primeras, Juli, Manzanares, Talavante y el toro “Orgullito”, de Garcigrande, que se ganó la vida. En este punto no me resisto a la tentación de situarles: Madrid, Alicante, Badajoz, Salamanca… En otro tiempo cabría hablar del orgullo sevillano, incluso andaluz, herido por los foráneos, ahora no cabe, la capital hispalense se ha abierto al mundo a cambio de perder parte de la personalidad que le identificaba y que tan resistente, no insensible, le hacía a lo que llegaba del exterior. Como consuelo local habría que mentar a Pablo Aguado, joven revelación que, además de sevillano, se sitúa en la escuela del toreo creativo y vistoso que tanto se identifica con aquella tierra, o en el toro “Encendido”, de Cuvillo, criado a la vera de la vieja ruta del toro gaditana que tuvo poco que envidiar a “Orgullito”. En las simas hay que dejar sitio a alguna decepción, especialmente ganadera. La corrida de Matilla sobre todo, además de la de Juan Pedro e incluso la de Jandilla, que tantas expectativas había levantado, estuvieron muy por debajo de lo que cabía esperar.

La mejor Sevilla del 2018, estando en tierra donde se saborea el buen cante, sonó por palos distintos. Cabría decir que como la guitarra del mesón que cantase el gran Machado, según quien llegaba y tañía sus empolvadas cuerdas… Lo de Juli, calificado justamente de histórico, cuatro orejas y un toro indultado en la misma tarde, se identificaría con un fandango por soleá en opinión de Arjona, que es maestro en chanelar el cante bueno. Fue la manifestación de un sentimiento con ritmo vivo pero apasionado. Lo de Josemari fueron tarantas y rondeñas, cantes nacidos del sentimiento más profundo, despaciosas y sin alharacas, muy naturales y muy influidas por su Mediterráneo natal; de la misma forma que la faena de Talavante, misteriosa y desigual, tuvo mucho de la melancolía que desprende la soleá; o que la chispa vistosa e improvisada del joven Aguado, surgió con compás de sevillana.

PLENITUD DE EL JULI

Juli vive su plenitud. La belleza de su toreo brota de la fuerza de su concepto lidiador. No es un estilista pero es técnicamente perfecto, tremendamente ambicioso, un tipo responsabilizado en su papel de figura máxima, sabedor que puede exigir por lo que vale y vale lo que hace y a ello se aplica. En Sevilla, primera cita fuerte en una temporada muy especial, se cumplen veinte años en la máxima categoría, salió bravo y furioso como un toro cuando los toros salían bravos y furiosos si me permiten una leve concesión a la nostalgia. Lo hizo los dos días, en los cuatro toros, de tal manera que no desaprovechó una sola embestida. Con los garcigrandes tocó la gloria, con los cuvillos, igualmente a gran nivel, saboreó la incomprensión de un presidente que no le entendió o, sencillamente, no se fió del gusto del público que pedía la oreja.

Manzanares ha sido el otro gran triunfador. Su primera faena la tarde de los cuvillos fue de las que no se olvidan. Activó todas sus cualidades y les añadió contenido: templado con el capote a la verónica y leal a su sangre en la chicuelina, llegado el último tercio alcanzó la cumbre con la izquierda al natural en lo que fue expresión máxima del relajo. Y su elegante estar lo abrochó con los toques de creatividad que siempre le inspira su plaza, de tal manera que la trinchera poderosa la combinó con los de pecho, muy en redondo, muy al hombro contrario, hasta alcanzar un cambio de mano convertido en natural que fue el monumento que culminaba la obra. El alicantino tiene un problema, que incluso en tardes como esa deja la impresión de que pudo estar mejor, seguramente como consecuencia de su facilidad, de su escasa teatralidad ante las dificultades o el manejo magistral de los tiempos o también por su elegante parsimonia para ir al toro y salir del toro que tantas veces echamos de menos y tanto favorece a los toros, en ocasiones haciéndoles parecer mejores en perjuicio de su lidiador. Sucedió en su segunda tarde con el único juampedro de la juampedrada que embistió.

Talavante no vive su mejor momento. Nada definitivo. Su aparente, quizá real melancolía, siempre está en un tris de desencadenar una genialidad. Ha sucedido con frecuencia. En Sevilla, mismamente, donde tras el éxtasis manzanarista reconstruyó su leyenda con una obra muy trabada, muy argumentada, con ese halo diferencial que tanto atractivo da a su toreo. El presidente no vio tanto o, como dijo el propio Talavante, dejó ver sus gustos personales en la comparativa con Manzanares y redujo su premio a una oreja.

La excelente impresión que causó el sevillano Pablo Aguado quedó pendiente de ratificación, si insiste dará mucho que hablar. Garrido es otro de los que sale bien parado de la gran justa sevillana, lo mismo que Roca Rey, al que los toros no ayudaron pese a su arrojado empeño.

POSDATA.- Y del sábado queda el recuerdo de una corrida de Fuente Ymbro, de excelente presentación y mucho carácter para lo bueno y para lo malo, con dos toros cumbres, y otro que pudo serlo y quedó inédito, un Padilla bravo, un Fandi a muy buen nivel y un presidente que fue atropellado por su primer equivoco: No le dio la oreja a Padila y para ser equitativo siguió cometiendo errores hasta el final.

PUBLICADO EN LAS PROVINCIAS EL 22/04/2018

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