Los criadores modernos alumbraron en su día la teoría del toro con clase. No qué clase de toro sino un conjunto de cualidades que matizan, pulen, modulan y reducen la bravura clásica. En el bravo clásico o antiguo no cabe ese concepto de clase. Ni la idea de calidad. Los parámetros para medir el fondo de un toro son sencillos. Lo eran antes más que ahora. Se tenía el temperamento por premisa necesaria de la bravura. Tanto como la fiereza, que es el grado mayor del temperamento.
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