La Pincelada del Director

Algaradas en las puertas del cielo

Llegó Juli y reventó la feria. El que quiera, mejor dicho el que pueda, que en este caso querer no significa poder, pues eso pareció decir Juli en la tarde del jueves, el que pueda que me siga y el que pudo fue Talavante
José Luis Benlloch
miércoles 30 de mayo de 2018

El San Isidro 18, la feria que a todos atañe, ha estallado definitivamente. Felizmente. No pongan paños calientes ni se martiricen por ello. Abstenerse, por tanto, detractores y pesimistas. Hay pasión. Hay triunfos. Hay toros también. Hay polémicas. Muchas artificiosas o sin motivo pero también valen. Madrid es eso. El toreo ha sido de siempre calambrazos, días de mucho, el viernes pasado mismamente con Talavante y López Simón en hombros o El Juli el día anterior o Talavante el anterior del anterior, y días de cabreos, tardes infumables en las que al final cuajaban una faena y borraban los sinsabores y otras en las que no había forma de borrar nada y al acabar te daban ganas de irte directamente al acueducto como recomendó un mal día el genial Bojilla. En esto del toro ya se sabe que no hay nada asegurado y donde menos se espera uno, zape, liebre. Es así, innegociable, y el que quiera éxito continuado que elija una película buena y se vaya al cine. Si los encuentra, claro, a los cines me refiero. A propósito, cine altamente subvencionado, promocionado, respaldado, con plaza fija en los informativos de la tele… dicho al paso para recordar lo que no se hace con los toros. Para que luego digan que no hay ciudadanos de primera o de segunda cuando en realidad los hay hasta de tercera.

Cine altamente subvencionado, promocionado, respaldado, con plaza fija en los informativos de la tele… dicho para recordar lo que no se hace con los toros. Para que luego digan que no hay ciudadanos de primera o de segunda

No quiero desviarme. Llegó Juli y reventó la feria. El que quiera, mejor dicho el que pueda, que en este caso querer no significa poder, pues eso pareció decir Juli en la tarde del jueves, el que pueda que me siga y el que pudo fue Talavante. Lo de Talavante tuvo su carga de sorpresa, no porque el viernes estuviese como estuvo, tremendo, sino porque para entonces ya había plegado trastos, nunca mejor dicho, y se aprestaba, madridista confeso, a tomar el avión a Kiev con su amigo Ramos cuando se enteró que una mala voltereta había postrado a Ureña, y se hizo presente. ¡Lo quiero! -el puesto, la sustitución-, lo dijo ante el asombro general. ¡Qué dice, qué me dices!…, comentaba la tropa a medida que se expandía la noticia. Ya se sabe que las figuras no están por las sustituciones, que ahora se lleva torear menos o directamente no torear. Y menos en Madrid. En realidad los hay, y no es de ahora, casos de Tomás y Morante nada menos, que aparecen en el foco cuando Madrid es agua pasada para no enredarse en compromisos o explicaciones embarazosas. Las sustituciones además no visten en ese mundo de las estrellas, a nadie le apetece ser segundo plato salvo excepciones, ni las empresas son muy amigas de elevar el rango económico y llegado el momento suelen combinar rebaje presupuestario con demagogia promocional. No fue el caso. Y a un torero importante le sustituyó otro de mayor rango, al menos a día de hoy, no se altere nadie, a día de hoy de mayor rango. No es la primera vez que sucede este año, hay que reconocerlo, en Fallas ya sucedió con Ponce, que se avino a una segunda actuación sustituyendo a Cayetano cuando ya le estaban esperando en casa para celebrar las fiestas. En los dos casos hubo detrás una coincidencia empresarial, Simón Casas, a cada cual lo suyo, que se mostró generoso en la solución y apostó a la mayor. Con éxito, por cierto.

El ingeniero y el místico, Juli y Tala, choque de trenes. El que pueda que me siga, dijo el madrileño, y le siguió el extremeño

JULI, INGENIERO.- Con todo ello, lo de Juli y Talavante, con la distancia de veinticuatro horas, se convirtió en un choque de trenes. Justo lo que debe ser. En una algarada rejuvenecedora en esas puertas del cielo al que lleva Madrid. Honor y loor para ambos pues. No hay mayor antioxidante para la Fiesta ni antídoto más eficaz contra los ninguneos y ataques varios que esos duelos en las alturas. Juli había hecho lo posible y lo imposible para estar en la feria. Que se le tenga en cuenta. Y apareció tremendo, fue una explosión de madurez y poderío. Absolutamente inmunizado e impasible ante los gritos saboteadores que tanto le dolían en sus comienzos y se encontró ante un toro de Alcurrucén, Licenciado se llamaba, que rozó la perfección de la bravura actual, guapo, serio, pronto, duradero, emotivo… y lo toreó como se merecía, con autoridad y perfecta técnica, con muchas agallas, digamos que con mucho carácter, porque estabas a su altura o eras hombre/artista muerto. Salió triunfante del reto. Estoy por decir que con los nudillos sangrantes de tal y como arrastró los engaños y con el corazón alborotado de tanta tensión. La faena fue una obra de ingeniería en la que hubo sitio de honor para la pasión de un torero insaciable. Solo una mácula, la estocada trasera fruto de ese vicio de entrar al salto o al asalto que le libra de los pitones pero convierte el resultado final en un albur. Por eso lo que era faena de dos orejas y puerta de Alcalá se quedó en un apéndice, un manojo de crónicas elogiosas y el pesar por lo que pudo ser redondo y no lo fue. En cualquier caso, un impacto cuando lleva veinte años de alternativa. ¡Brutal! como dicen los chicos de ahora.

Julián salió triunfante del reto de Licenciado. Estoy por decir que con los nudillos sangrantes de tal y como arrastró los engaños y con el corazón alborotado de tanta pasión. Alejandro se desnudó de inas y reolinas ante Cacareo y su toreo se sublimó

TALAVANTE, MÍSTICO.- Talavante, que en su primera actuación había sufrido igualmente la cruz del acero que tanto da y tanto quita, redondeó su paso por Madrid en los mismísimos cielos. Faenón de principio a fin a otro excelente toro de Cuvillo de ilustre nombre entre sus congéneres, Cacareo. Con otra estética que Juli, más solemne y menos aguerrida, con un perfil de misticismo que conquista simpatías. Desnudo de todos aquellos alardes de inas y reolinas con los que trufaba sus faenas en otros momentos, su toreo ha adquirido un halo de grandeza de lo más atractiva. Sus brazos largos, larguísimos, sus muñecas endulzadas y poderosas llevan y traen a los toros con una facilidad dominguinesca. De tal manera que ahora mismo da la sensación de que su enemigo principal no puede ser otro que su apetito artístico, su estado anímico, parece que si el Tala quiere nada se le puede oponer. Esta vez manejó la espada con estilo y decisión y, a día de hoy, en esta feria es el único matador que ha cortado dos orejas en un toro. Por algo será.

POSDATA.- Claro que no me olvido de Roca Rey ni tampoco de López Simón, estuvieron muy bien, dieron la talla, pero el chocazo, el nivelazo, lo marcaron Juli y Tala.

POSDATA 2.- Y el domingo, tarde de mansos. Y de héroes. Banquete de pan duro. Que no digan que les dieron una oportunidad. Los tres dieron la cara, pero ese Pinar tiene el punto de la maestría.

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