FERIA DE SAN ISIDRO

Llega la hora de Adolfo Martín

Fotos de los toros que se lidiarán este viernes en Madrid
Antonio Girol
martes 05 de junio de 2018

El pasado 31 de mayo se cumplieron veinte años de su presentación como ganadero en la plaza donde tantas tardes convivió como aficionado con quienes ahora enjuician la bravura y la casta de sus toros asaltillados. Animales que en estas dos décadas han dejado su impronta de bravura en el recuerdo de público y toreros. Toros que el próximo 8 de junio buscarán de nuevo en la arena madrileña retomar la senda de triunfo que se viene resistiendo en las últimas temporadas. Es la hora de los grises. De los de Adolfo Martín Escudero.

Fotos: DIEGO ALCALDE

La primavera espejea en Los Alijares devolviendo al visitante una paleta de colores en la que los tonos verdes, amarillos, púrpuras, blancos y rojos motejan el cárdeno de los toros que pacientemente se dejan fotografiar debajo de frondosas encinas pardas.

El ganadero Adolfo Martín Escudero y su mayoral repasan a caballo la corrida de Madrid que sestea en su cerrado a la espera del día señalado para el embarque. Toros serios, de imponente estampa, como no podía ser menos para una cita de tanta importancia como la que un año más espera a esta divisa cacereña en el ruedo de Las Ventas, fechada para el próximo 8 de junio.

“Para Madrid, la premisa primera es que los toros que tienes apartados deben ser aptos. Luego van evolucionando con su remate. Ahora mismo tenemos reseñados más de una docena de toros. La corrida no la puedes tener hecha en la cabeza porque entonces no sale, no sé si me explico”. Hace una pausa, esperando el asentimiento a sus palabras, y prosigue: “Eso es así porque en una ganadería uno nunca sabe cómo van a amanecer los animales. Se producen bajas por diferentes motivos, por lo que tienes que tener toros para poder jugar. De ahí que haya que tener un número mayor al que se va a embarcar para, de ese modo, poder lidiar lo que uno quiere como ganadero”.

Pone el acento en la última frase y toca preguntar si siempre es así. Su respuesta, tan directa como las embestidas de sus adolfos, no deja la mínima duda: “La corrida la perfilo yo. A mí me gusta un toro y ese va para adelante. Eso es así. En eso he sido siempre bastante taxativo. La corrida es la que es y se acabó”, apostilla con autoridad. Mantener ese criterio contra viento y marea tiene sus consecuencias, tal y como explica: “He tenido disgustos con toreros y con amigos, pero me voy a morir fiel a esa idea”, añade.

“La ganadería con los años quizá se ha dulcificado un poco. Aquellas primeras corridas eran más indómitas. Ahora mismo estoy buscando más chispa porque así lo demanda la afición”

Fidelidad similar a la que mantiene con su encaste o con el tan controvertido tema de las fundas: “Te permiten dejar un toro de un año para otro. Por eso, cuando oyes a aficionados hablar de que las corridas de cinco años son más baratas me hace mucha gracia. Lo dicen como si el toro a esa edad fuese a caducar y lo tuvieses que vender como el que vende más barato un producto en un supermercado porque tiene próxima la fecha de caducidad. El ganadero, cuando ve un animal que le gusta, dice: “Este para Madrid”. ¿Para cuándo? Para el año que viene. Eso te lo permiten las fundas porque, si no, se te queda sin pitones por el desgaste natural. Y eso lo sabemos los que vivimos el día a día, que vemos cómo los toros no dejan de enredar y enredar y se ponen astigordos”.

El grupo de toros para Las Ventas destaca por su impresionante trapío. Este detalle no pasa desapercibido para el visitante: “Aunque aún faltan unos días hasta que se embarque, se puede decir que la corrida que tengo en la cabeza serán los más serios de estos que están aquí”. Hace una pausa y matiza: “De cualquier forma habrá que esperar hasta el último momento en que carguemos porque, como les he dicho, siempre se puede producir alguna baja”. Y matiza: “El toro de Madrid no es el toro de otra plaza. Con ese trapío no va a otra plaza. Al menos en mi caso no se da”.

Esta afirmación nos lleva a otro tema siempre candente, el del guarismo. Adolfo lo explica de forma taxativa: “En mi casa no se juega con el guarismo. La paridera aquí empieza en octubre o noviembre y acaba en marzo o abril. Si el toro es de abril o mayo llegaría a San Isidro con los años muy recién cumplidos. En ese caso se quedaría, si hablamos de Madrid, para la feria de Otoño”.

“El toro más encastado que hemos lidiado en Madrid fue Mulillero, que le tocó a Encabo. Fue un espectáculo de principio a fin, un torrente de casta y bravura”

Madrid supone algo especial para Adolfo Martín. No en vano, esta temporada se han cumplido veinte años de su debut como ganadero. Efeméride que tuvo lugar, en concreto, la tarde del 31 de mayo de 1998. Domingo de Pentecostés para más señas. De los seis toros, cuatro fueron ovacionados en el arrastre. Para más señas, los lidiados en primer, segundo, cuarto y quinto lugar, lo que provocó que el siempre sensible público venteño obligase a saludar, sombrero en mano, al mayoral de la vacada a la finalización del festejo.

Adolfo Martín evoca los hitos más importantes de estas dos décadas y no puede dejar de emocionarse con el recuerdo. “Ese año de la presentación había fallecido mi padre en enero y no pudo ver el debut que fue en mayo. Fue una corrida muy encastada, pecando de dura. Pero que gustó mucho a la afición”, rememora y continúa: “Dos años después me llevé el premio de San Isidro con el toro Malagueño, que estoqueó Óscar Higares, al que le dieron la vuelta al ruedo. En estas casi dos décadas he conseguido tres galardones del Ayuntamiento, de aquellos que se colocaban en el patio de mayorales de El Batán, que ahora creo que, desgraciadamente, ya no se hace por el tema político. El último fue en el año 2013, concedido por el toro Madrileño que le tocó a Javier Castaño. Y si no recuerdo mal el otro es por Madroño, que le correspondió a Fernando Robleño”.

“Las familias “más madrileñas” de mi casa son las que tienen más tamaño y pitones. Este año, por ejemplo, hay un Monerías, que es de una familia muy buena, y también van toros de la reata de los Madroños”

A estos premios hay que sumar el que anualmente se concede a la ganadería triunfadora del serial y que luce en el patio de la propia plaza. Galardón que también ostenta como recuerda el propio ganadero: “En el año 2012 me llevé el premio a la mejor corrida con el consiguiente reconocimiento del azulejo que se coloca para el recuerdo”.

Más allá de premios institucionales, el reconocimiento de la afición es quizás el mejor que puede obtener una ganadería, y en el caso de la de Adolfo Martín se cuentan por cientos los que ha recibido en estos años de parte de los diferentes jurados.

Volvemos a hablar de tardes importantes y a la memoria del ganadero acude el recuerdo de tardes y toros memorables: “El toro más encastado que hemos lidiado en Madrid fue Mulillero, que le tocó a Encabo”. Se refiere el ganadero a la tarde del 2 de mayo de 2006 y a un animal que ofreció un enorme espectáculo en varas yendo cuatro veces al caballo, la última a petición del diestro madrileño, que fue administrada por su picador Rafael da Silva con la puya como regatón. A Adolfo aún se le iluminan los ojos recordando a ese toro: “Fue un espectáculo de principio a fin. Tengo que decir que Luis Miguel Encabo fue muy generoso con él, lástima que al final se pusiera muy complicado porque fue un torrente de casta y bravura”.

Habla el ganadero sin dejar de mirar a los astados reseñados como si de esa manera buscase transmitirles el porqué de la importancia de la estirpe que defenderán el viernes 8 de junio en el ruedo de Las Ventas. “La mejor que he lidiado en ese ruedo fue la de 2004, que resultó memorable, pero tuvo la desgracia de herir a Pepín Liria y Encabo. Fue una corrida muy brava y encastada. Importante en bueno, con mucha transmisión. Ahora, es verdad que estos grandes triunfos los tenemos un poco aparcados habiendo sido el último en el año 2013 con la corrida de Javier Castaño que se llevó en torno a veinticinco o treinta premios de los distintos jurados”.

El recordatorio de tantos toros y tardes importantes conlleva a la reflexión sobre la evolución de la manera de embestir: “La ganadería con los años quizás se ha dulcificado un poco. Aquellas primeras corridas eran más indómitas. Como ganadero nunca terminas de buscarles matices en tus toros. Ahora mismo, por ejemplo, estoy buscando más chispa porque así lo demanda la afición. Lo único que no puedes es perder tus virtudes, que en esta casa son la de humillar mucho y criar toros que embistan muy despacio, que es una característica típica del encaste de Saltillo”, precisa.

Miramos una vez más los toros y la conversación nos lleva a las familias. En caso de Adolfo están muy definidas y eso tiene también la características de que haya algunas “más madrileñas” que otras: “Esas más madrileñas, como usted las llama, son aquellas que tienen más tamaño y pitones. En esta casa, en las treinta y tantas reatas que hay, no se han cambiado los nombres y por eso se repiten tanto. Lo que provoca que a veces en una misma corrida haya dos toros con el mismo nombre”. Al hilo de ello, Adolfo Martín cuenta una anécdota: “Un año, en la feria de Valencia, lidié cinco Aviadores. Me preguntó el empresario: ¿Cuántos Aviadores tienes tú? Y le respondí: “Más que Iberia”, comenta entre risas.

Toca preguntar por las familias de los que están reseñados para la Feria de San Isidro: “Hay toros de esas reatas que hemos comentado. Por ejemplo, un Monerías que es de una familia muy buena que tiene premios en Valencia. También de la familia de los Madroños”.

Se acerca la fecha e indudablemente aumenta también la presión que conlleva la cita: “Madrid supone una gran responsabilidad. Sobre todo porque mi ganadería tiene un nombre entre los aficionados. Y claro, esto siempre pesa porque todo el mundo espera lo máximo de la corrida”.

Aficionados como él mismo, ya que Adolfo Martín ha sido asiduo al tendido de Las Ventas: “Yo he ido desde pequeño y soy abonado, por lo que para mí Madrid es lo máximo. Es una plaza que, a diferencia de otras que se han perdido por el camino, se ha sabido mantener en su integridad”, comenta orgulloso.

“Es inconcebible que no me repitan donde he triunfado”

“Este año tenemos menos toros. La siguiente será en Istres, que es una plaza en la que debuto como ganadero. Luego, Tauroemoción nos ha pedido una corrida para Huesca y también Zúñiga para El Pilar. Por supuesto está también la que nos tiene solicitada la empresa de Madrid para la feria de Otoño. Después hay una plaza a la que le tengo un cariño especial y en la que hace unos años eché allí un encierro muy bueno que nos ha pedido este año una corrida. Solo puedo decir que es una plaza manchega, pero me van a permitir que no adelante nada más porque tampoco quiero quitarle al empresario la sorpresa de que sea él quien la anuncie”. Habla Adolfo de las próximas citas, pero también se queja del gravamen que tiene que sufrir en ocasiones: “Es inconcebible que no me repitan en plazas en las que he triunfado. Tenemos un problema y es que necesitamos echar una corrida redonda para poder volver y, en ocasiones, ni aun así vuelves con la excusa de que estás ya muy visto”.

*Los toros que ilustran este reportaje conforman la corrida de Adolfo Martín para este viernes 8 de junio en Madrid

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