Montalvo, de Linejo a Madrid

Cuando está próximo a lidiar de nuevo en Las Ventas, Juan Ignacio Pérez–Tabernero nos recibe para hablar sin tapujos de la corrida que tiene reseñada para el día de la festividad de San Juan. Su capacidad para comunicar desde la sensatez y la serenidad que aporta el carácter castellano son una buena muestra de por qué el apellido Pérez–Tabernero ha sido y sigue siendo un referente en el campo bravo salmantino
Antonio Girol
viernes 22 de junio de 2018

Fotos: ISMA SÁNCHEZ

Manrique de Lara, allá por 1966, escribió un artículo publicado en ABC en el que decía que el hombre de cada región es un producto de su medio natural que le imprime un módulo de expresividad. Tan acertada reflexión se constata al escuchar a Juan Ignacio Pérez–Tabernero, en quien confluyen los caracteres propios del hombre castellano cuya raíz se encuentra en la psicología, la herencia y el temperamento vital. En Juan Ignacio se sintetiza aquello tan universal de que el hombre de Castilla fundamenta su dignidad en el honor. En ser guarda cuidadosa de su independencia personal. La que le lleva a afirmar con suma franqueza: “La diferencia entre lidiar en San Isidro y hacerlo fuera del ciclo radica principalmente en el precio que se paga por la corrida: menor, claro está”. En un sector que se caracteriza por su carácter reservado es de agradecer que queden hombres que hablan con franqueza y de manera directa de temas que con frecuencia se camuflan bajo el manto de fórmulas triviales harto usadas por el taurinismo.

Esta confesión del ganadero salmantino viene a colación tras conocerse que el próximo 24 de junio, festividad de San Juan, lidiará en Las Ventas en la primera de las corridas de la temporada regular del coso madrileño. Así lo anunciaba la pasada semana la empresa Plaza 1 que comanda el productor Simón Casas, al dar a conocer los primeros carteles del verano venteño.

Es de obligado cumplimiento preguntar por tanto cómo es el encierro reseñado, a lo que Juan Ignacio contesta: “Es una corrida propia de Madrid en la que hay algún toro cinqueño y el resto son cuatreños. En definitiva, es un lote de astados bien presentados a mi modo de ver”. Y añade, “para mí es una satisfacción volver a Las Ventas y estoy agradecido de que así sea”.

Un paso por la plaza del que ofrece el siguiente resumen de sus últimas comparecencias: “Ha habido de todo. Corridas en las que no pasó nada, como en la del año pasado en la que solo hubo un par de toros buenos. Y otras, como una de un quince de agosto, en la que hubo dos extraordinarios”.

A la franqueza con la que habla une la humildad suficiente para explicar cómo ha escogido los toros de la próxima cita: “Si tuviera veinticinco toros los elegiría por familia. Pero no es mi caso. De los que tengo procuro coger los más bonitos y los que creo que son más aptos para Madrid. Después saldrán como les parezca bien. O como dice un amigo mío: uno detrás de otro”, dice con una sonrisa.

Hablando de ferias, toca pregunta doble. Por un lado, aquella a la que le gustaría ir; y por otro, cuáles son las siguientes citas: “He estado a punto de ir tres o cuatro veces a Bilbao, luego no ha podido ser. Este año, así que recuerde ahora mismo, después de Madrid iremos a Gijón, Cuenca, Palencia, Salamanca, Zaragoza y Guijuelo”.

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