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El toro misericordia

Carlos Ruiz Villasuso
sábado 30 de junio de 2018

Las palabras que se emiten desde una voz con cargo público no son, jamás, una opinión personal. Si el alcalde de Pamplona no es alcalde sino fontanero, sus opiniones sobre la masa salarial de los mineros o sobre las corridas de San Fermín ni siquiera se publicarían. Es más, todos asistimos a la traída al presente de las opiniones pasadas de Màxim “El Breve” (ex ministro de Cultura) emitidas cuando no era cargo. O las palabras del actual ministro sobre las corridas, dichas cuando no era ministro. Es decir…

… Que si opiniones de hace años se trasladaron (con toda razón) al presente en esos y otros casos, lo que opina el alcalde de Pamplona sobre las corridas de toros no es una tontería: es lo que opina un alcalde, un grupo político y los subgrupos sociales que mandan en ayuntamientos como Madrid, Pamplona, Barcelona, en comunidades como Baleares, en provincias como Valencia… No digamos lo que no es cierto. Toda opinión emitida desde un cargo público no puede ser anécdota, porque, independientemente de que el cargo no evita lo tonto, es decir, independientemente de que el alcalde de Pamplona sea tonto en definición leal de la RAE, es la opinión de un grupo cuya intención en Pamplona y en Lepe es quitar las corridas de toros. Lo que decía Anselmi en el 2000 sobre Barcelona parecía una gilipollez. No entiendo esa insistencia de decir que no pasa nada cuando sí pasa. ¿O es que no está pasando nada con los toros en España?

La reacción de la masa social en redes me ha parecido leal y astuta por primera vez. Pues por primera vez se logra que un alcalde medio rectifique a las pocas horas de sus primeras declaraciones. No lo hizo por casualidad ni siquiera por anécdota sino presionado. Por lo social y por alguien que nunca había dicho nada: el gremio ganadero. Que, hecho histórico (no recuerdo acuerdo conjunto entre ellos), ha dicho que sin corrida no mandan toros.

Sin corrida de toros no habría ingresos, sin ingresos no hay beneficio, sin beneficios no hay destino a beneficencia. La razón de cada euro benéfico en Pamplona está producido en el campo y es gestionado cumbre por la MECA

Y lo mejor: cada año por estas fechas, los medios generalistas (miren hemeroteca y videoteca) cubren con lujo de detalles todos los mensajes antis de las corridas en Pamplona. Todos los años desde hace muchos años. Pero, esta vez, y por primera vez, los mismos medios, durante las siguientes 24 y 48 horas han dado entrada a lo que no daban entrada. A la otra parte del chou. Una, a la masa social de las redes taurinas que fue tendencia. Dos, al gremio silencioso de los ganaderos que dieron su opinión definitiva: no mandaremos toros si no hay corrida. Tres: ya comienza a saberse el beneficio y la bondad de las corridas en los Sanfermines.

Hay dos cosas incuestionables. Que nadie puede dejar de ovacionar a la MECA, Casa de Misericordia. Organiza y gestiona sin llevarse un euro al bolsillo en un trabajo impecable, dirigiendo el beneficio a los más necesitados. Es incuestionable. Pero no deja de ser incuestionable (y resulta que o se desconoce socialmente o no se dice o no se quiere decir) que toros y toreros son la base productiva de cualquier organización y posterior beneficio. Es decir, que un toro criado muy lejos en una ganadería cuya razón de ser son las corridas, es el origen de todos los ingresos de los Sanfermines. Hay un “Toro de Misericordia”, claro que lo hay. Por supuesto que lo hay y ha de saberlo la sociedad. Los españoles y los de afuera.

Que a través del toro vive una ciudad, que por el toro hay Misericordia con el enfermo y el pobre. Porque no se sabe. Se sabe que la MECA es un algo honorable e intachable, una gran verdad. Pero se desconoce la verdad primera, anterior a la verdad de la MECA. El que corre el encierro o el que lo ve en la tele desde Wisconsin o Utrera, no sabe ni es consciente de que toda esa tradición, espectáculo, ingresos, misericordia, todo lo habido y por haber, nace en el campo bravo con destino a una plaza. Si la sociedad fuera consciente, un imbécil con cargo no opinaría salvo ser reo de escarnio. Si lo supiera, no estaríamos en donde estamos, justificando año tras año nuestra razón de ser, que, en este caso, es la razón de ser de los Sanfermines, del encierro, de las corridas, y, por supuesto, la razón de existir de la Casa de Misericordia. Porque sin corrida de toros no habría ingresos, sin ingresos no hay beneficio, sin beneficios no hay destino a beneficencia. La razón de cada euro benéfico en Pamplona (benéfico y privado… en hostelería y en impuestos) está producido en el campo (y en la piel de los de luces) y es gestionado cumbre por la MECA.

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