Fotos: JAVIER ARROYO
El corazón en un puño. Hasta la jauría del sol enmudeció cuando el cuarto toro de la tarde prendió de fea manera a Pepín Liria en un desplante. Lo empaló el toro por la barriga y el pecho y al escupirlo, cayó el murciano de cabeza de muy malas maneras. Tras unos segundos conmocionado, se levantó y volvió a la cara del toro. Sabía Pepín que iba a ser fiel a sus principios. Se rozó la tragedia.