REPORTAJE CAMPERO

Los Espartales, haciendo historia

Un rabo en Madrid no se corta a diario. Un rabo en Madrid es un hito que hacía cuarenta y seis años que no se producía hasta que el pasado 9 de junio Diego Ventura paseó el de Biemplantado, del hierro de Los Espartales, ganadería que, de este modo, ve recompensada su gran regularidad y excelente momento, convirtiéndose en una de las más apreciadas por las máximas figuras del toreo a caballo
Antonio Girol
lunes 16 de julio de 2018

José Luis, me has hecho pasar la tarde más feliz de mi vida. Esas fueron las palabras exactas que Diego Ventura dijo a José Luis Iniesta la tarde del 9 de junio mientras el rejoneador hispano luso daba la vuelta al ruedo en Las Ventas llevando en sus manos las dos orejas y el rabo de Biemplantado, el toro del hierro de Los Espartales con el que rejoneador y ganadero acababan de entrar en la historia del toreo. Frase que, a pesar de haber sido pronunciada hace algo más de un mes, aún provoca al ser evocada la emoción en los ojos de Iniesta, que se vuelven más brillantes: “Cada vez que la recuerdo se me ponen los vellos de punta. Como comprenderá, para mí, ese momento en que se acercó a las tablas y me dijo esa frase fue algo impresionante”.

Elige José Luis la palabra exacta, impresionante, para definir lo que ocurrió aquella tarde en el ruedo de Las Ventas y que él resume así: “Hacía la friolera de cuarenta y seis años que no se cortaba un rabo en Madrid y que además fuese el primero que se corta en una corrida de rejones hizo que aún fuese más especial”, dice, y añade: “Se cortaron siete orejas y un rabo. Oiga, que eso en Madrid es muy difícil, que estamos hablando de Las Ventas, no de una plaza de tercera o una portátil”.

Volviendo al rabo, el ganadero recuerda cómo vivió la concesión: “Lo veía impensable porque además fue una concesión curiosísima. Tras haberse pedido, y concedido, las dos orejas, el público se puso en pie y continuó agitando sus pañuelos pidiendo el rabo. Me encantaría tener una foto de ese momento porque fue algo único -apunta-. En ese momento yo dije: “¡Esto qué es!” al ver a la gente tan enfervorizada. Hasta el punto de que cuando ya arrastraban al toro para el desolladero, el presidente hizo parar al tiro de mulillas y concedió el trofeo. Imagínese la emoción que me embargó por todo el cuerpo. Estoy ahora contándoselo y me emociono, así que figúrese en directo. Tuve que aguantarme los lagrimones”.

En el toreo casi nunca pasan las cosas por casualidad. Todo es fruto del trabajo y la constancia. De eso sabe bastante José Luis Iniesta, que lleva treinta y dos años con su ganadería de encaste murube que anuncia con el nombre de la finca en la que pastan en tierras pacenses y dieciocho con la de encaste jandilla que lleva en los carteles su nombre y apellido: “No puedo pedir más. Si lo hiciese sería un necio que no sabe lo que tiene entre sus manos. Eso no significa que no vaya a seguir luchando por tener lo mejor todos los días y conseguir lo máximo”.

José Luis, me has hecho pasar la tarde más feliz de mi vida, me dijo Ventura en Madrid con el rabo de Biemplantado en sus manos. Fue algo impresionante”

Más de tres décadas en las que ha conseguido patentar un toro del gusto de las figuras de a caballo y a pie, merced a triunfos incontestables: “Con lo de murube tengo tres hitos que son impensables: en 2012, en Nimes, se cortaron once orejas y tres rabos, además de que le dieron la vuelta al ruedo a dos toros, lo que supuso que tanto el mayoral como yo saliésemos a hombros por la Puerta de los Cónsules junto con Pablo Hermoso, Andy Cartagena y Moura hijo. Después, el año pasado en Murcia me indultó un toro Diego Ventura, Perdido, que fue otro éxito al ser el primer ejemplar de rejones que se indultaba en España. Estos tres sitios: Nimes, Murcia y ahora Madrid, por orden cronológico, los tengo siempre en la mente por lo que han supuesto para mí como ganadero”.

José Luis continúa evocando recuerdos mientras repasa con la mirada el mar de encinas que se abre en lontananza por las suaves lomas de Los Espartales: “Otro hito importante de mi trayectoria como ganadero fue lidiar consecutivamente durante veinte años en Castellón, gracias a que salieron las cosas bien temporada tras temporada”, puntualiza y añade: “No continué yendo porque cambió la empresa, no porque no funcionase la ganadería”.

Al hilo del tema de Castellón, comenta: “En Nimes he estado un montón de años, al igual que en Arles o en Bayona. Ahora llevo ya varios en Dax. Eso es sinónimo de que, en casa, gracias también a la gente que tengo en el campo que me ayuda mucho, las cosas se están haciendo bien, hasta el punto de que el día de Madrid me abracé a Curro, mi mayoral, que me decía: “Esto lo hemos conseguido gracias a usted”; y yo le respondía: “No, no, es gracias a ti”. Poder disfrutar de este momento tras treinta y dos años como ganadero es algo realmente bonito”.

La experiencia acumulada en estos años le permite tener un criterio a la hora de seleccionar las corridas, de ahí su teoría, que resume así: “Partiendo de la base de que gracias a Dios a mí me salen toros fuertes, en esta cerca -dice señalando la que se abre frente a donde nos encontramos- había como quince o dieciséis toros donde poder escoger. De ahí salieron los de Madrid y los que quedan irán a Dax. Estamos hablando de astados que van desde los quinientos treinta y siete a los quinientos sesenta kilos, que creo que es el peso que tiene que tener el toro de rejones para plazas de primera. La morfología del toro es muy importante, por eso el toro de Murube tiene que estar musculado. Y es lo que yo hago con el mío porque a mí el cochinero no me gusta porque no transmite”, puntualiza.

José Luis Iniesta es un hombre agradecido. Se nota en su forma de expresarse, pero sobre todo en gestos como el protagonismo que siempre da a su personal de campo. Detalles que pueden pasar inadvertidos para ojos ajenos, pero que, sin embargo, para quienes pongan atención en ellos denotan una gran generosidad: “Si yo he llegado a donde he llegado ha sido porque en este camino me he encontrado con mucha gente importante a la que se lo debo agradecer. Mismamente a los empresarios que me han puesto en plazas tan importantes, a los toreros que han sacado lo mejor de mis toros, a los presidentes que han visto la bondad de mis animales y el trabajo realizado por los rejoneadores a la hora de hacer esas maravillas de faenas premiadas con orejas”, explica.

“Además de la tarde de Madrid, en la mente guardo otras dos fechas: la de Nimes en 2012 con once orejas, tres rabos y dos vueltas al ruedo a mis toros; y la del indulto de Perdido el pasado año en Murcia”

Entre esas personas a las que tanto tiene que agradecer ocupa lugar destacado Julio Pérez “Vito” (QEPD). Del genial banderillero sevillano que ocupó sus años de retiro como veedor cuenta Iniesta una anécdota que resume a la perfección la genialidad del taurino y a su vez lo importante que es siempre encontrar en el camino a personas de esta valía: “Vino hace unos años a mi casa a comprar dos novilladas para Murcia, en este caso de la línea jandilla que hierro como José Luis Iniesta. Fuimos a ver los utreros. Para mí había uno que morfológicamente era precioso. Sin embargo, veía que él no lo cogía. Entonces le dije: “Vito, ¿no ha visto usted ese novillo?”. Me respondió que sí. Entonces me surgió la pregunta: “¿Qué le ha visto usted de malo para que no se lo lleve para Murcia?”. A lo que me respondió: “No le he visto nada de malo, pero ese es el toro que tú tienes que dejar de semental en tu casa y no te lo voy a quitar”. Eso es un veedor. Y cuento esto para que la gente sepa que el veedor tiene que ser una ayuda para el ganadero. Cogí el novillo y se lo eché sin tentarlo a una docena de vacas. Y al año siguiente lo tenté. Fue impresionante el juego que dio. Pero las primeras vacas se las eché sin tentarlo porque creí ciegamente en Vito, que fue un genio en todo lo que hizo en su vida”, narra con emoción.

Si la ganadería de encaste murube le ha dado enormes alegrías, tal y como nos ha narrado, la que lleva su nombre en los carteles, José Luis Iniesta, y tiene sangre domecq vía Jandilla también está ya reportándole satisfacciones. Sin ir más lejos esta misma temporada: “En Fuentes de León me indultaron un novillo de nombre Palmero que viene de un semental Liriquillo que proviene del 104-Afilado de Jandilla. Hombre, que te indulten un novillo está bien y los tres que me han indultado los tengo padreando, pero lo importante es que eso ocurra en un toro. Y tuve la suerte de que el pasado año me indultasen uno en Herrera del Duque. Ese toro, que se llama Esparraguero II, le correspondió a Antonio Ferrera y fue tan bravo que se negó a salir de la plaza una vez que hubo recibido el perdón. Hubo que sacarlo ensogado”.

“El 90% de las vacas que sirven para el caballo te valen también para la muleta. Sin embargo, las que no sirven para el caballo en un porcentaje alto sí valen para la muleta”

Llevar dos ganaderías de distinto encaste por separado requiere doble trabajo a la hora de seleccionar. Que encima una de ellas esté ya consolidada y la otra lleve camino de ello es muestra inequívoca del buen tino a la hora del manejo. José Luis Iniesta narra el patrón que sigue: “Hasta hace tres o cuatro años todo lo tentábamos a pie. Pero veía que la línea de murube no la tenía tan uniforme como ahora. Entonces hice una prueba de tentar un día a caballo con rejoneadores y vi que las vacas iban con el mismo tranco que el cuatreño y me dije: “A ver si me voy a estar confundiendo”. Desde entonces tiento lo de murube a caballo”. Hace una pausa: “Le voy a contar una anécdota que me ha confirmado que es el camino adecuado. En el último tentadero de este año eché cuatro vacas: las dos primeras salieron buenas y la tercera no me gustó nada de nada. Había por allí un tapia que al ver que le daba puerta me pidió permiso para torearla de muleta. Empezó el chaval a citarla y la vaca a embestir por bajo y digo: “¡Esto qué es!”. A pesar de eso no te puedes confundir y hay que seguir haciendo los tentaderos de murube a caballo, aunque tú después, te guste o no la vaca en cuestión, una vez terminado, le pongas la muleta para confirmar tus notas”. Y añade: “El 90% de las vacas que sirven para el caballo te valen también para la muleta. Sin embargo, las que no sirven para el caballo en un porcentaje alto sí valen para la muleta. En resumen, lo de murube, a caballo; y lo de José Luis Iniesta, a pie”.

Al hilo de esta reflexión le preguntamos por los refrescos de ambas ganaderías. Esta es la respuesta: “En lo de murube no he hecho ningún refresco de sangre. Lo único que hago es seleccionar muy bien los lotes de vacas -entre treinta y treinta y cinco- que he hecho a los sementales. En lo de Iniesta ahí sí que he refrescado. En este caso proviene todo de lo que le compré en su momento a Paco Ojeda, que era lo que él había tentado en lo de Marca y le había gustado por ser lo más enrazado. Entonces me fui y compré a Daniel Ruiz cuarenta vacas más dos sementales y otro que prestó. Posteriormente cogí dos raceadores más que me dejó Borja Domecq, entre ellos este Afilado que es abuelo del novillo indultado en Fuentes de León. En este momento lo de Iniesta se compone de Marca con puro Juan Pedro, Jandilla con dos sementales y Daniel Ruiz con cuarenta vacas y dos sementales. He conseguido que el toro tenga movilidad y transmisión, pero que no moleste. Porque a mí me gusta ver torear y para ver arte tienes que otorgar un buen lienzo al artista para que desarrolle bien su obra”.

“Podría vender ganado pero no lo hago. Yo no he sido un ganadero crematístico. Lo hago todo por afición. Cuando tienes algo en tu mano con lo que estás disfrutando ¿cómo te vas a deshacer de ello?”

Es de suponer que si Los Espartales están en la cúspide del toro de rejones las peticiones de compra de sangre sean importantes; José Luis es taxativo en este aspecto: “Sí, pero no las vendo. Todo lo que tiento y no me sirve va a las calles. Y lo mismo hago con los toros que quemo en el campo. El que no se aprueba, también va para las calles. Y además se lo digo a las comisiones: oigan, que está tentado, además de expedirles un papel en el que les certifico que se ha tentado para que luego no haya lío. Lo que sí es verdad es que los tiento de utreros y luego los vendo de cuatreños para cinqueños y por eso les valen. Pero, por si acaso, siempre les hago ese papelito y lo vendo a un precio razonablemente más barato que si estuviesen vírgenes”, puntualiza.

En cuanto al tema de las ventas, el ganadero afincado en Extremadura nos narra que recientemente, a raíz del triunfo en Madrid, un amigo le sugirió que era el momento de vender la ganadería porque más no podía esperar que le diesen. Sin embargo, Iniesta lo tuvo claro en ese momento y lo sigue teniendo ahora: “Aunque eso fuese así, seguiré disfrutando de mi ganadería. Es verdad que a lo mejor no consigo nunca más algo tan importante como lo que he vivido estos años, pero al menos podré seguir intentándolo. Yo no he sido un ganadero crematístico. He sido un ganadero enamorado del mundo taurino y lo he hecho todo por afición. Por eso cuando tienes algo en tu mano con la que estás disfrutando ¿cómo te vas a deshacer de ello?”, concluye.

LO QUE QUEDA POR DELANTE

Pasado el primer tercio de la temporada, a José Luis Iniesta le quedan aún otros retos en esta campaña: “De lo de José Luis Iniesta irá una corrida a Herrera del Duque tras el éxito del indulto del pasado año. En julio iremos con una corrida muy bonita de murube a Santander. Después, el 5 de agosto, voy a Huelva, que es una plaza que me encanta por el ambiente que hay. Tenemos dos toros para una mixta en Pontevedra y el 15 de agosto vuelvo a Dax, que es una plaza con un ambiente que me provoca envidia porque no hay una plaza así en España. Y Murcia, que es un coso con mucho cariño que lleva mi amigo Ángel Bernal. Queda una corrida, la que se está hablando de los seis toros en Madrid para Ventura, para la que no voy a tener toros. Y aunque me han dicho que a ver si por lo menos puedo llevar un toro, vamos a ver cómo va discurriendo lo que queda de temporada y si quedase algún animal que cumpla los cánones que son necesarios para una plaza de ese nivel y una tarde de esa importancia, iríamos porque Diego se lo merece”.

CURRO CARRILLO, MUCHO MÁS QUE UN MAYORAL

No son muchos los ganaderos que sientan a su mayoral al lado en callejones y tendidos de las plazas de toros cuando no están de servicio. Uno de ellos es José Luis Iniesta con su hombre de campo. La relación que une al ganadero con Curro Carrillo trasciende más allá de la mera relación profesional. Por eso, cuando habla de su mayoral, de su amigo, lo hace con esta pasión: “Él tiene un cariño especial por el toro. Hasta el punto de que me dice que, si yo no tuviese bravo, se iría a otro sitio porque su vida es el toro. Eso es muy importante para un ganadero, tener un mayoral con esa afición. A lo que hay que sumar que es un hombre muy correcto y muy cabal, muy cumplidor en todo lo que se le pide. Además de poseer una sinceridad que a mí me aporta una gran tranquilidad a la hora de saber que no me oculta nada en aquello que no veo a diario. ¿Cómo no lo voy a ponderar y darle un sitio de privilegio junto a mí? Si además de mi mayoral es mi amigo”. Continúa versando las virtudes: “Además, es una persona muy formal y eso le ha hecho ganarse un enorme respeto en todo el mundo taurino. Para mí es muy importante tener a alguien como Curro a mi lado porque aparte de cuidar aquello que más quiero, encima tiene el añadido de que lleva por adelante dos encastes que no tienen nada que ver el uno con el otro y que además conoce a la perfección. Sin su dedicación mañana, tarde y noche, yo no podría tener estas dos ganaderías”.

La simbiosis de los dos se refleja a la hora de hacer los tentaderos: “Nos ponemos separados y al término nos juntamos y comparamos las notas y coincidimos en el noventa y tanto por ciento. Además, tenemos una máxima que consiste en que aquella vaca que no es aprobada por los dos, no pasa el corte. Y nos están saliendo bien las cosas”. Y añade: “Hay veces que tenemos visitas en el campo de peñas taurinas que vienen en domingo y cuando le pregunto si aceptamos la petición de visita siendo como es su día de descanso, siempre me dice: “Para adelante”. Ese es Curro Carrillo”.

Fotos: ARJONA

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