EL ONUBENSE, ANTE SU REGRESO A LOS RUEDOS

David de Miranda: los milagros existen

Cuando David de Miranda haga el paseíllo el 3 de agosto en el coso de La Merced a muchos les parecerá un milagro, pero los milagros se dan cuando se tiene suficiente fe como para mover montañas, que es lo que ha hecho David de Miranda para poder estar en Huelva, donde gracias a la sensibilidad de su empresa todo echará de nuevo a rodar
Antonio Girol
lunes 30 de julio de 2018

Si David de Miranda en lugar de haber nacido en Trigueros lo hubiese hecho en Tucson (Arizona) y, si en vez de torero fuese una de las más incipientes promesas de la NFL (Liga de Fútbol Americano) cuya vida, no solo la deportiva, hubiera estado pendiente de un hilo por una terrible lesión cervical sufrida tras un placaje mientras jugaba un partido, los productores que saben de historias de superación ya habrían encargado un libreto a los mejores guionistas de Hollywood para contar su historia.

A falta de esa sensibilidad patria que sí se da en otras naciones con sus héroes, afortunadamente para David existen personas como el empresario Carlos Pereda, capaz de esperar a su total recuperación para cerrar la feria de Huelva, o la familia Domínguez Camacho, que retrasó sus tentaderos con el objetivo de reservarle una docena de vacas con las que ponerse a punto para la gran cita que le espera el próximo 3 de agosto en el coso de La Merced, fecha en la que reaparecerá en público casi un año después del percance de Toro cuando un astado de Sánchez Urbina le volteó con tan mala fortuna que al caer se fracturó las vértebras cervicales C1 y C2 (conocidas como odontoides) y las dorsales D1, D6 y D7.

“Han sido mucho meses sin torear y lo echaba de menos. Este parón hace que disfrutes más de cada tentadero, de cada momento, de cada entrenamiento. Estoy feliz”

Para alegría de la familia taurina, hoy, no solo se ha salvado al hombre, sino que también se ha recuperado al torero. Con él disfrutamos de una jornada campera en la finca Los Llanos, en el término onubense de Cumbres Mayores, donde pastan los marquesones de Antonio y Paco, los hermanos Domínguez Camacho, que encerraron unas vacas para que el de Trigueros continuase con su puesta a punto. La sensación que transmitió fue la de como si la lesión hubiese sido un sueño. Un mal sueño. Pero del que ha despertado para retomar el hilo de la temporada que quedó inconclusa el pasado 27 de agosto. La ciencia, y especialmente su determinación, han obrado el milagro.

Así lo reconoce el propio torero narrando, tras terminar el tentadero, una de las muchas conversaciones que mantuvo con Juan José Padilla cuando estaba postrado en la cama: “La superación personal es muy importante. El maestro, cada vez que hablaba conmigo, siempre me decía que era vital que me marcase un objetivo para alcanzarlo y yo me propuse llegar a Huelva. Esa era mi meta, y la he conseguido”.

Su sonrisa al hablar es la mejor carta de presentación de que está disfrutando de la preparación de cara a su reaparición, que tendrá lugar en la misma plaza en la que José Tomás le invistió como matador de toros en 2016. “Sinceramente, estoy tranquilo, disfrutando de la preparación”, afirma, para acto seguido añadir: “Han sido muchos meses sin torear y lo echaba de menos. Ese parón hace que disfrutes más de cada tentadero, de cada rato delante de la cara del animal, de cada entrenamiento. Estoy viviendo muy feliz este momento. Deseando que llegue el día”.

“Cuando supe el cartel de la reaparición tuve la sensación de que todo el sufrimiento de este tiempo había merecido la pena. Me emocioné”

Habla David y se hace el silencio en el salón anexo a la plaza de tientas. Es como si todos los presentes necesitásemos bañarnos con el temple que destilan sus palabras. Reunidos en torno a la mesa le escuchan los ganaderos Antonio y Paco y el resto de la familia Domínguez Camacho; su apoderado, Jorge Buendía, parte de su cuadrilla, el fotógrafo Agustín Arjona, que no ha parado de jalearlo mientras inmortalizaba su actuación en el tentadero, y demás invitados. Entre todos ellos destacaba la presencia de Carlos Pereda, empresario de La Merced, que, con ojos de admiración, observa al joven torero onubense antes de tomar la palabra: “Poder contar con David en Colombinas es para nosotros una tremenda satisfacción porque eso supone que está recuperado de aquella tragedia. Lo miro y me emociono porque el solo hecho de que pudiese andar, no digo ya torear, estaba catalogado de milagro. De ahí el orgullo que sentimos por que vaya a hacer el paseíllo en el día festivo de la ciudad y en la plaza en la que debutó con caballos y en la que tomó la alternativa”.

La totalidad de los presentes coincide en que le han visto más reposado, con más temple que nunca. A los ganaderos, que le llevan viendo durante las últimas semanas, no les sorprende la evolución; en cambio, al empresario, que es la primera vez que lo hace desde la lesión, el detalle no le pasa inadvertido: “Hasta hoy no le había visto y lo he encontrado muy reposado, marcando los tiempos, sin prisa entre tanda y tanda. Con esa seguridad y elegancia que tienen las figuras y que es tan complicada de ver en toreros con tan poca experiencia. Es como si llevase diez años de alternativa cuando en realidad solo lleva dos y uno prácticamente en el dique seco. Lo comentaba en el palco con Jorge -se refiere a Buendía, apoderado del diestro-, que me decía que esa seguridad la ha transmitido desde los inicios, pero yo creo que ahora la transmite aún más. De lo que, por cierto, me alegro un montón. Como me alegro del buen juego de las vacas, que aprovecho para volvérselo a decir a los ganaderos tal como he hecho durante el tentadero”.

“Iba siempre por delante de lo que me decían los médicos e incluso me llamaban la atención. Me marqué el objetivo de llegar a Huelva y lo he logrado”

La opinión del resto es similar a la de Pereda en lo que respecta a ese poso que parece haber ganado el torero onubense, que lo justifica de esta manera: “Creo que estos meses de parón me han venido bien para mentalizarme y enfocar mi carrera en esa línea. El objetivo que me planteo es ir ganando poco a poco en poso. Hay veces que los toreros jóvenes pecamos mucho de ir con el acelerador a tope. Por eso, sin dejar por ello de pisarlo, tenemos que andar más despacio para que todo aquello que hagamos tenga ese poso”, comenta con idéntico temple al mostrado en el tentadero.

Si David tiene ganas de que llegue el viernes 3 de agosto, no son menos las que tiene la afición por verle de nuevo en los ruedos. Así lo refleja el tirón que está teniendo la feria desde que fue presentada y que constata Carlos Pereda: “La respuesta está siendo tremenda. Lo estamos viendo a la hora de renovar o crear abonos nuevos. Estamos hablando de una media de mil personas por día. Aún queda la venta de entradas sueltas, que están ya disponibles. Se puede decir que le tenemos cogido el pulso a la plaza de Huelva. El público quiere calidad y por eso hacemos una feria que prima sobre la cantidad. En un único fin de semana condensamos a las figuras de a pie y el rejoneo, a toreros locales y máximas figuras de fuera, lo que provoca que la afición se vuelque y haga que estemos muy satisfechos”.

Una feria que se podría calificar de excelente con tres carteles muy rematados a los que se une una novillada inaugural con tres jóvenes con mucho que decir. Un abono que cuenta con los toreros de la tierra, como es el caso de David de Miranda, del novillero Emilio Silvera y del rejoneador Andrés Romero: “Para nuestra ciudad es muy importante que haya un torero con las características típicas del torero de Huelva como Litri y Chamaco, dinastías de toreros valientes que miraban al público y tenían un sello de identidad que también tiene David de Miranda. A los que hay que sumar a Silvera, que es de otra generación de toreros onubenses al que su ciudad le espera, o Romero, que está haciendo la temporada de su vida con triunfos en cosos como la Maestranza y Las Ventas, y que irá a Lisboa a los tres días de torear en Huelva, a donde viene arropado por Diego Ventura, al que contratamos la misma noche en que cortó el rabo en Madrid”.

En cuanto a contrataciones hay que destacar la sensibilidad que demostró la empresa onubense al esperar a David de Miranda para cerrar los carteles, tal y como comenta el propio empresario: “Teníamos esas cinco figuras y una más por si David no llegaba, pero esta sexta se ha quedado al final fuera porque el hueco siempre ha estado a la espera de que lo ocupase David. Y además quisimos arroparlo en un cartel de garantías con una corrida como la de Juan Pedro y dos compañeros de relumbrón como son Morante y Manzanares”.

De Miranda sonríe complacido antes de agradecer públicamente el gesto de la empresa: “Cuando supe los compañeros tuve la sensación de que todo el sufrimiento de estos meses había merecido la pena. Me emocioné porque he pasado momentos muy duros y verme en ese cartel es muy gratificante. Además de lo agradecido que estoy, que la empresa tuviese además el detalle de que mi imagen sea la que ilustre la cartelería es un gesto que no me esperaba. Todo esto hace que esté viviendo muy intensamente estos días previos hasta llegar a Huelva”.

Carlos Pereda: “Había cinco figuras contratadas y una más por si David no llegaba, pero esta sexta se ha quedado fuera porque el hueco siempre ha estado a la espera de que lo ocupase David. Estamos orgullosos de contar con él”

Un día que será especialmente importante y en el que seguro que recordará las muchas horas que pasó en el gimnasio del hospital madrileño: “Trabajaba muy duro. Iba siempre por delante de lo que me decían los médicos e incluso a veces me llamaban la atención para que no hiciese algunas actividades que hacía. Me pasaba prácticamente todo el día en el gimnasio y cada vez que me veía un médico me decía: Aún estás aquí, venga para la habitación. Creo que de ahí es de donde vino la rápida evolución. Hace prácticamente un mes fui a una revisión y los doctores se sorprendieron al verme porque no me esperaban ver tan recuperado y con tanta masa muscular. Se supone que en lesiones así va todo más lento, pero las ganas por ponerme bien han hecho que acorte los plazos”.

Lo decíamos al inicio de estas letras, si en lugar de ser de Trigueros fuese de Tucson seguro que su historia daría para una película porque lo que ha conseguido David de Miranda en poco menos de un año solo está al alcance de esos héroes a los que en otros países ensalzan y en el nuestro cada vez están más orillados. Suerte, torero.

DE BIEN NACIDO ES SER AGRADECIDO

“Todos los ganaderos de la provincia de Huelva me han abierto las puertas de sus casas, pero en especial la familia Domínguez Camacho, con David a la cabeza, ha contado conmigo en todos sus tentaderos. Creo que esta es la quinta o sexta vez que vengo. Siendo las fechas que son, que hayan retrasado sus tentaderos para adaptarse a mi calendario y me hayan reservado una docena de becerras para mi preparación dice mucho del tipo de personas que son. Les estoy muy agradecido”. No solo para los ganaderos tiene David palabras de gratitud, también para el resto de la profesión: “Ha sido muy bonito cómo se volcaron los profesionales del toro conmigo y también una pieza importante en mi motivación de cara a recuperarme. Esas llamadas hacían que me llenase de energía para seguir adelante. Como también lo ha sido mi familia”.

LOS CHICOS DE COSLADA

No hay nada que mueva más montañas que la fe. De ello da buena cuenta lo narrado por David de Miranda en esta entrevista. Hasta el punto de que no solo ha sido capaz de acortar plazos en su recuperación sino de aficionar a otros chicos con los que compartía hospitalización en Coslada. “No eran aficionados. No habían tenido la oportunidad de conocer este mundo y ahora quieren verlo. De hecho, con los que tuve más contacto, quieren venir a verme el día de la reaparición. Fueron tres meses conviviendo a diario y compartiendo problemas. Ellos enfocaban su preparación de una manera diferente y yo les decía que tenía que torear en agosto fuese como fuese, a lo que muchas veces me decían que estaba loco y que era imposible”. Por eso, el día que por fin pudo coger los trastos, se emocionó de manera especial: “Me emocioné mucho porque hubo momentos en que yo mismo pensé que no volvería a torear. Y verme que todo había ido mejorando y que ese día, en el que tanto había pensado, estaba ya ahí y podía volver a coger una muleta, se me pusieron los vellos de punta, aún se me ponen con el recuerdo -dice enseñando el brazo- porque lo echaba mucho de menos”.

Fotos: ARJONA

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