SEMANA GRANDE

Curro Díaz: “El toreo bueno no entiende de geografía”

El torero de Linares abre este domingo las corridas de a pie de la Semana Grande de San Sebastián en el que será su debut en la plaza de toros de Illumbe
José Ignacio Galcerá
lunes 30 de julio de 2018

Sería difícil imaginar a Curro Díaz en otra situación que no fuera delante de un toro. Porque Curro Díaz, por encima de todo, disfruta del toreo. De hacerlo, de verlo, de hablarlo. Su vida está agarrada a un capote y una muleta. Se siente torero y, sobre todo, aficionado. Previo a su debut en San Sebastián, donde abrirá las corridas de a pie de la Semana Grande, el de Linares habla con la sinceridad y la personalidad que le han caracterizado siempre. De etiquetas y tópicos, de toreros del sur y del norte, de artistas y esfuerzos, de ganaderías, unas y otras, de la suerte, de fronteras y corsés, de tardes duras y felices… de todo ello se expresa sin ambages. Curro Díaz en estado puro.

-Debuta este próximo domingo en San Sebastián. De las plazas importantes, ¿era la que le quedaba por pisar?

-Ocurre que la plaza ha estado cerrada un tiempo por la situación política que todos conocemos y, además, se da la circunstancia de que no es una feria larga, así que mi debut se ha hecho esperar. Hacer el paseíllo por primera vez en una plaza en la que considero que puedo encajar muy bien me motiva y responsabiliza mucho, pero, sobre todo, me ilusiona.

-¿Conoce Illumbe?

-Conozco la ciudad pero no la plaza.

-¿Inspiran ciertas ciudades a la hora de torear?

-La primera vez que estuve allí, que fue por casualidad, me pareció la ciudad más bonita que había visto en mi vida. Por no caer en el tópico de decir que es la más bonita, diré que está entre las cinco más bellas. No me habían dicho cómo era y, por eso mismo, creo que me enamoró desde el primer instante. Es cierto que hay ciudades que por circunstancias desagradables no las ves con los mismos ojos; los toreros identificamos muchas ciudades por los sonidos, los colores, los olores… pero nos acaban gustando dependiendo de cómo nos haya ido en la plaza. En el caso de San Sebastián espero, después de torear, mantener el gran recuerdo que tengo de ella.

“Siempre he intentado no fingir nada ni ir a una plaza a intentar ser el torero que no soy, esa ha sido la clave para ganarme el cariño de las plazas del norte”

-Un torero tan del sur como usted, ha encajado como anillo al dedo en el norte.

-Al norte le debo mucho, y también a Francia. Siempre he intentado no fingir nada ni ir a una plaza a intentar ser el torero que no soy, esa creo que ha sido la clave para ganarme el cariño desde el primer momento en las plazas del norte. Es verdad que soy un torero muy de aquí abajo, pero históricamente ha habido toreros del sur que han gustado en el norte y han tenido un hueco. Más allá de ser de un sitio o de otro, lo fundamental es que el toreo sea personal y que no sea fingido.

-Aun así, no deja de ser curiosa la mezcla.

-Es una afición torista, primero está el toro y luego el torero, o, en ocasiones, se dan a la vez. Pero cuando sale un toro con el trapío con el que se exige en esa zona y un torero es capaz de torear como uno siente, saben apreciarlo. En todas las plazas tienen cabida todos los toreros.

“La palabra esfuerzo no es muy torera. Un esfuerzo está a la altura de los mortales, lo difícil es cuando se alcanza otra dimensión, cuando se torea encajado y desmadejado, eso es lo que me hizo querer ser torero”

-La sensibilidad para valorar el toreo bueno no entiende de geografía.

-Así lo veo yo también. Lo peor que hay es ir a una plaza con una idea preconcebida. Hay que dejarse llevar, dejar sentir y dejar que el espectador se siente en un tendido sin prejuicios, no se debe entrar a una plaza creyendo saber lo que el torero va a hacer, eso es quitarle magia a esto.

-¿Ponerle fronteras al toreo es cargárselo?

-Estamos vallando y acotando un arte universal como el toreo, estamos intentando convencerlo cuando en realidad al toreo hay que dejarlo a su aire para que cada uno saque sus propias conclusiones. Unos estarán de acuerdo y otros en contra, a unos les gustará un torero y a otros, otro, pero el toreo no tiene fronteras, el toreo hay que verlo y sentirlo. Hay que dejarse sorprender.

-¿Tendemos a encorsetar y a ponerle etiquetas a todo demasiado rápido?

-A veces tratamos de clasificarlo todo o buscamos una definición fácil para terminar pronto. Sin embargo, el toreo es tan grande que está por encima de todo ello. La grandeza de esto está en no prejuzgar ni acotar, sino en darle libertad. Que nos dejen crear y, después, con el aplauso o con la bronca, que juzguen lo que hayan visto. No quieran valorar la película sin ver el final.

“Lo peor que hay es ir a los toros con una idea preconcebida. Hay que dejarse llevar, no se debe entrar a una plaza creyendo saber lo que el torero va a hacer, eso es quitarle magia a esto”

-¿Se siente más considerado en el norte que en el sur?

-Por circunstancias empresariales me ha tocado torear más en un sitio que en otro, pero en ambos me siento muy querido. No tiene que ver ni con los públicos ni con la afición. La sensación que tengo es la de respeto en todas las plazas y por eso me considero un privilegiado.

-Volviendo al compromiso del próximo 12 de agosto en esta plaza. No solo debuta en Illumbe sino que también lo hará con El Parralejo, triunfadora el pasado año.

-Ojalá que embista este año también y podamos dar una gran tarde de toros. Será mi debut con esta ganadería aunque he estado muchas veces en su casa ya que me une una gran relación con la familia. Nos tenemos un cariño mutuo, son personas extraordinarias y de ahí el deseo de que embistan, primero por tratar de cosechar un triunfo, y luego por el ganadero, que es una gran persona.

-Hablando de ganaderías, este año todavía no ha repetido con ninguna.

-¿En serio? No había caído en ese detalle -hace una pausa-, recordándolo ahora, a día de hoy, quitando Miura, este año he lidiado de todos los encastes: en Madrid fueron de Núñez y Domecq; también he toreado una de Cuadri, otra de Victorino Martín, una de Adolfo, Pedraza de Yeltes; Las Ramblas en Sevilla; hace poco una de Murube de Castillejo de Huebra… En unos casos los resultados fueron muy positivos y en otros no ha habido triunfo pero siempre me he encontrado bien con toros tan distintos…

“A veces tratamos de clasificarlo todo o buscar una definición fácil, sin embargo la grandeza del toreo está en no acotarlo sino en darle libertad, que nos dejen crear y luego que juzguen”

-Para que luego digan de los artistas.

-Aquí no te encasilla el toro, sino que nos encasillamos los toreros. Si eres capaz de torear a determinados encastes como sientes, el toro no te encasilla de ninguna manera. Si toreo a uno de Victorino o a uno de Cuadri igual que a uno de Domecq, nadie sería capaz de decir que estoy encasillado en las corridas duras. Ahora bien, estamos hablando de cosas muy difíciles como es torear como uno siente y sin salirse de la personalidad de cada cual a este tipo de toros. Además…

-¿Sí?

-Que el toreo ha sido así toda la vida de Dios. Desde la puerta grande de Madrid de hace dos años -recuerdo que al día siguiente de aquello maté una corrida de Baltasar Ibán en Vic-Fezensac-, he lidiado corridas de un hierro y de otro y a todas he intentado hacerles el toreo que siento. Si un torero es capaz de marcar su personalidad ante determinados tipos de toro, bienvenido sea.

“En mi vida he superado muchos sambenitos que había sobre mí. Se cuestionaba mi valor y luego, cuando he matado corridas muy duras, se ha acabado elogiando. Superar ciertos tópicos ha sido un triunfo”

-¿Se debería valorar más?

-No es que creo que se debiera valorar más, sino que creo que tendría que ser así, no porque yo lo haga, sino porque el toreo ha sido así siempre. Ahí están los carteles con Puerta, Camino, Manzanares padre… que mataban de todo en todas las plazas.

-¿Cómo le ha tratado la suerte este año en los sorteos?

-Han embestido pocos toros, la suerte que ha habido es que cuando han embestido los he toreado y he triunfado con ellos. Ha habido rachas complicadas. El lote de Madrid fue el más fácil del mundo porque estaba muy definido por malo y por duro.

-¿Qué valoración hace de lo que llevamos de temporada?

-Está siendo un año de muchos esfuerzos.

-¿A qué se refiere?

-Que ha habido tardes duras, de apretarse. Cuando no han embestido los toros, he tenido que apretar mucho. Hay tardes que aprietas al máximo solo para salvar los muebles, para justificarte. También es cierto que ese tipo de días tienes un sabor extraño, estás contento por una parte pero por otra, por la del resultado artístico, te vas enfadado al hotel.

-En su caso da la sensación de que tenga que hacer el doble para que se valore cómo ha estado delante de un toro complejo.

-Para mí es muy fácil cuando sale un toro bueno, torearlo; y muy difícil cortar la oreja con un toro malo haciendo muchísimo más esfuerzo con el malo que entendiendo al bueno. De todas formas, en mi vida he superado muchos sambenitos que había sobre mí. Cuando se cuestionaba mi valor y mi ambición y luego he matado corridas muy duras en tardes complicadas, han salido titulares de crónicas elogiando mi valor. Superar ciertos tópicos ha sido un triunfo.

-Ahora le toca romper el de que los artistas no hacen esfuerzos.

-¡Ojalá que embistan muchos toros, los entienda, los mate… y tenga que hacer pocos esfuerzos!… jajaja. Los esfuerzos, para los deportistas. Más que esfuerzos, me gusta romperme y vaciarme con un toro. La palabra esfuerzo no es muy torera. Entiendo que hay que hacerlos, muchos además, pero yo me siento de la otra manera. Un esfuerzo está a la altura de los mortales, lo difícil es cuando un torero alcanza otra dimensión, cuando se torea encajado y desmadejado, eso es lo que me hizo ser torero y me ilusiona en el día a día.

“¿DESCANSAR? YO DISFRUTO TOREANDO”

Cumplimentada la primera parte de la temporada, Curro Díaz afronta la segunda mitad del curso en plenas facultades. El torero de Linares no se da un respiro a pesar de que el cuerpo y la mente, a estas alturas, van necesitando de algún descanso. ¿Parar? -en el caso de Curro- ni para tomar impulso. “Me encuentro francamente bien, llego fresco, con ilusión de torear en esta segunda parte del calendario”, reconoce. “Estos últimos días me ha dado tiempo a coger un poco de aire porque la temporada estaba siendo dura. Cuando no han embestido los toros he salido a voltereta por tarde y no es cuestión de dar un paso atrás”, asegura. “No soy de los toreros a los que les gusta parar, yo disfruto toreando”. Por delante le queda todavía mucha temporada. “Agosto, septiembre y octubre son meses en los que se torea mucho y es cuando hay que llegar fresco. Hasta que uno no acaba no se pueden hacer cuentas y hacer una valoración general de la temporada. Por desgracia o por suerte, esto va muy rápido y el triunfo de hoy no te sirve para mañana”.

Fotos: ARJONA

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