La página de Manolo Molés

Sortear la suerte

Manolo Molés
domingo 12 de agosto de 2018

En el toreo la palabra fundamental es suerte. La suerte de que te contraten, la suerte de un buen cartel, la suerte de una corrida que te embista, la suerte de lidiar, de entender al toro, la suerte de capa, la de banderillas, la suerte de los quites, la suerte de que te toque un buen lote en el sorteo, la suerte de picar, la suerte de acoplarte con la muleta, la suerte de la estocada. Todo son suertes. Hasta la suerte de cobrar, algunas veces. Suerte se desean los toreros (menos César Girón, que fue un personaje tremendo y capaz de decirle a dos figuras cuyo nombre me reservo, al arrancar el paseíllo: Cornás para todos, hp). La suerte en el toreo lo es todo y marca los lances y los muletazos.

Ahora Simón quiere añadir a la suerte otra suerte: la del sorteo de los toros y las corridas. Sería atractivo. Será imposible con las figuras, me temo. Lo va a probar en Otoño. Cuatro corridas de toros y doce matadores. Sorteo puro y en público. Sale una corrida: Fuente Ymbro, por ejemplo, y ahora del bombo, donde hay doce nombres, salen tres: Juan, Pedro y José. Esos la matan. Y así los cuatro carteles. Está bien y más en tiempos de excesiva monotonía y repetición.

La Fiesta es, sobre todo, suerte. Todo tiene esa palabra por delante o dentro. La idea del sorteo general supongo que llega por el aburrimiento de la falta de variedad en la elección de las ganaderías. Sabemos de memoria qué ganaderías van a matar las figuras y cuáles Ureña, Chacón, Rafaelillo, Javier Cortés…, eso son cartas marcadas

No va a contar el original sistema (en fútbol sí funciona) de sortear los toreros de cada corrida. Te digo una cosa: en tiempos de El Viti, Camino, Mondeño, Capea, Dámaso, Manzanares padre, Ordóñez, Bienvenida, Chenel, etcétera, no se echaba en falta que los matadores mataran algo más que el sota, caballo y rey que repiten hasta la saciedad las figuras de hoy en día. Entonces mataban las que embestían, pero también las duras. Por tanto, había variedad. Mataban casi todos los encantes. De Ponce, el último de aquella generación que probaba todas las ganaderías, había matado 49 victorinos y la gente menos aficionada se enteró cuando el de Chiva mató el victorino número 50 en Bilbao. Antes, ya digo, con la moderación que quieran, mataban de muchos encastes sin ningún veto. Ahora es diferente y por eso la idea de Simón, que seguramente no podrá desarrollar en San Isidro, es muy buena. Si se pudiera. Porque, es cierto, que la afición está hasta el gorro del sota, caballo y rey, o sea, de las mismas ganaderías para las mismas figuras y “si no, no voy”. Para esas sí valdría lo del bombo, pero va a ser difícil convencer a varios de ellos.

UNA COSA ES QUE ESTÉN ARRIBA Y OTRA QUE NO HAYA MÁS MENÚ

La idea de Simón Casas no es para tomarla a broma. En el fútbol han inventado el VAR y en los toros (donde todo se sortea) únicamente se elige (más veces por los toreros figuras que por la empresa y, por supuesto, que por la afición) el sota, caballo y rey, o sea, más de lo mismo para los mismos. Y yo tengo claro que las figuras, por el hecho de serlo, de haberse ganado sus galones, de estar en el púlpito por méritos propios, tienen esa justa compensación. Pero no todos los días, no sólo Domecq, Domecq y Domecq y de la misma bodega. A mí no me molestaría que mataran, fíjate lo que te digo, hasta un setenta por ciento de lo que les gusta, o sea, el más de lo mismo, si en el porcentaje entrara el resto de encastes: Miura, Victorino, Adolfo, La Quinta, Alcurrucén, Saltillo, Escolar, Cebada, Dolores Aguirre, Partido de Resina, Baltasar Ibán, Fuente Ymbro, Pedraza de Yeltes, lo de Capea a pie, Pallarés, tantas y tantas que no catan y muchas de ellas les servirían, seguro, para triunfar y ampliar su tauromaquia y para que el espectáculo fuera más variado, más abierto y que la suerte fuera un factor clave en las tardes de toros, como fue siempre, hasta que llegaron los cotos y se seleccionaron seis o siete ganaderías. Y dale siempre a lo mismo, y al tiempo le estamos quitando el pan, el futuro y la pluralidad a tantas ganaderías que primero no valoramos, luego olvidamos, más tarde las dejamos para lugares de poca fusta y dinero, y lo que estamos es aburriendo y precipitando a muchos ganaderos a eso, a cerrar la tienda porque el melón o el caviar se lo comen solo cuatro. A los que doy mérito, ojo, pero una cosa es que estén arriba y deseados y otra que no haya más menú que ellos en las ferias, en la elite ganadera y en el mercado de los toreros con más fuerza.

BASTARÍA QUE UNA O DOS FIGURAS MARCARAN EL CAMINO

Simón ha tenido una idea buena. Aun a sabiendas que solo se puede aplicar (de momento) con toreros que acepten la variedad necesaria y que supone un esfuerzo añadido y generoso por parte de las figuras que muy pocas van a aceptar. Claro que bastaría que uno o dos de los de arriba marcaran el camino y a partir de ahí todo cambiaría y el sueño de Simón acabaría siendo realidad. En fútbol, en ciclismo, en coches, en motos, etc., todos juegan o corren con parecidas armas. Y los mejores están en las mejores escuderías, en los mejores equipos, etc. Y al ser los mejores ganan mucho más. En toros también sería bueno igualar aunque la figura siempre ha de tener mayor prioridad y ganar más dinero y fama que el resto. La figura siempre sería la figura y como tiene poder y mando mataría lo mejor para el torero y para que nadie dude de su mandato, categoría y alto caché como hizo Ordóñez, Camino y toda la corte celestial del toreo cuando había una ganadería buena y embistiendo esa, también, para él.

La Fiesta es sobre todo suerte. Todo tiene esa palabra por delante o dentro. La idea del sorteo general supongo que llega por el aburrimiento de la falta de variedad en la elección de las ganaderías. Ahora sabemos de memoria qué ganaderías van a matar las figuras y cuáles Ureña, Chacón, Rafaelillo, Javier Cortés, etc. y eso son cartas marcadas. Yo creo que el setenta por ciento debería ser lo mejor para la figura; pero al menos un treinta de ganaderías encastadas y que hoy por hoy no ven ni en pintura.

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