La Pincelada del Director
Pontevedra - Corrida de toros - Domingo 12 de agosto de 2018Pontevedra - Corrida de toros - Domingo 12 de agosto de 2018

Expectante alerta con Talavante

Otoño en Madrid con el Tala sería primavera, que aunque suene cursi tiene su verdad y dejaría a muchos con las vergüenzas al aire
José Luis Benlloch
lunes 20 de agosto de 2018

El 15 de agosto o el Día de la Paloma o la Virgen de Agosto, como prefieran, fue desde siempre jornada de lo más taurina, por la profusión de festejos, el que no torea el 15 de agosto… ya saben, aunque ahora no es para tanto, y porque era frecuente que se rebelase y/o revelase y/o despertase algún nombre. Madrid era la referencia de esos casos, el trampolín de garantía, saltar del pelotón en el agosto venteño siempre ha sido sinónimo de autenticidad. Existe una lista de nombres importantes ligados a esos días. Este año para demostrar que no todo está mal, no ha ocurrido menos que otras veces y las crónicas hablan de Juan Ortega por haber hecho el toreo fetén, como debe hacerse, bienvenido pues, aunque en realidad ha tardado demasiado teniendo en cuenta lo bien que sabe torear, pero nunca es tarde para cuestiones de esa índole sobre todo si persiste en mostrarse. Este Ortega es de los toreros que será lo que de verdad él quiera ser. Así que bien hallado. Para unos es un hallazgo, para otros un reencuentro. Y hablando de rebeliones, en esas tareas anda metido -solo que por el otro extremo de la tabla- Alejandro Talavante, especie de verso suelto, torero de un atractivo especial: el Tala lo tiene todo o casi todo, desde luego lo suficiente, para marear a la cabeza del escalafón y a las cabezas del sistema, a las que piensan y a las que embisten. El tipo tiene la capacidad de estar bien cada tarde que debe estar bien. Llega a Madrid y ¡zape!, llega a Sevilla y hay que arreglar alguna distracción anterior y ¡zape!, o llega a Santander, a Pontevedra, a Gijón…, en medio de una borrasca de ausencias poco o mal explicadas y ¡zape, zape, zape! el Tala que pega tres zurriagazos y recuerda al mundo cómo se puede torear bien y diferente a la vez, y lo poco que torea para lo que merece torear y ya no digamos para lo que el toreo necesita que toree ahora que tan necesitados estamos de emociones singulares. En ese contencioso de reconocimientos y contratos cada palo que aguante su vela, incluido el Tala.

Talavante, especie de verso suelto, torero de un atractivo especial, anda metido en modo rebelión. El Tala lo tiene todo o casi todo para marear a la cabeza del escalafón y a las cabezas del sistema, a las que piensan y a las que embisten

Y en medio de esa marejada se inventa el productor (S.C.) el tema del bombo y cuando todos los de arriba se llaman a andana o sonríen displicentes ¡qué cosas tiene el francés!, digo los de arriba y digo alguno de los que se creen arriba, llega el Tala y negocia, de momento negocia y el toreo entero se pone en estado de expectante alerta. Hay motivos para ello: Otoño en Madrid con el Tala sería primavera, que aunque suene cursi tiene su verdad y dejaría a muchos con las vergüenzas al aire. A la hora de cerrar esta columna me aseguran que siguen en ello, negociando. Un paso adelante, un acuerdo, sería una columna, un arbotante más con el que sujetar su leyenda… Cuando todos escapaban llegó el Tala y… ¡zape! Poner en marcha ideas tan atrevidas en tiempos de tanta rutina o activar ferias de ese calibre en tiempos tan necesitados ayudan a forjar leyendas y este Tala tiene cualidades, la personalidad entre otras, para eso.

Otoño en Madrid con el Tala sería primavera, que aunque suene cursi tiene su verdad y dejaría a muchos con las vergüenzas al aire

A propósito del bombo. Vaya alboroto. Media vida suspirando por la igualdad de oportunidades, quejándonos de que este no quiera torear con este otro o con aquel, de que Fulanito pida esta o la otra o a que Menganito le den siempre la misma, maldiciendo el sota, caballo y rey, incluso escuchando voces que situábamos en la utopía, pidiendo directamente el sorteo, y resulta que cuando llega, aunque sea a modo de experimento o de probatura coyuntural, se detecta una división de opiniones. Los hay que se entusiasman y los hay de los más reivindicativos que se ponen de los nervios o sacan la malicia. Que si es para abaratar costos, que se llenará el sorteo pero no la plaza, que no prosperará… Son las miserias de un mundo en el que felizmente todavía hay sitio para grandezas, en realidad un mundo deslumbrante con suburbios de lo más escabrosos. Cuando más se necesita avanzar, cuando el inmovilismo es evidente que nos tiene retenidos en la vía muerta a la espera de un milagro, cualquier intento de innovación debería aplaudirse. El caso del bombo mismamente, pero… Luego saldrá o no saldrá, tendrá más recorrido o menos recorrido, pero hay que dar pasos, hay que moverse, buscar soluciones, apostar. Lo que ya no vale es la poltrona del conformismo y la descalificación, el me opongo por sistema, la confrontación y la vieja factura. Y en ese ambiente por una frase ocurrente, por un titular ingenioso, por un tweet, por una grasia o por una palmadita del vecino, ya no digo por alcanzar un retweet, las cosas que se llegan a decir. ¡Tontos!…

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