Marcada por la gravísima cornada que un toro de Robert Margé le pegó a Thomas Joubert en una original corrida de seis espadas, la Feria del Atlántico, de muy diversos argumentos, quedó señalada para bien por una excelente corrida de La Quinta, la facilidad sobresaliente de Daniel Luque, el valor y la entrega del mexicano Sergio Flores y la consagración de Adrien Salenc como novillero de primer nivel.
– La proporción de novilleros nacionales en la temporada gala lleva disparada un par de temporadas o más. Rarean los nombres de noveles españoles, para quienes la temporada francesa era campo sembrado
– Salenc ha caminado desde sus inicios por la senda del toreo clasicista. Formado en la Fundación El Juli, donde son mayoría los alumnos españoles, es quien mejor parece haber asimilado las raíces profundas del patrón. El julismo severo, digamos
– Luque anduvo a placer con el toro premiado y, además, con un quinto de inmensa envergadura. Esa segunda faena fue la mejor de la feria. Por su importancia. Y por la manera de torear Daniel tan en silencio
– No fue aparatosa la cogida, ni siquiera cayó Joubert al suelo, pero estuvo a punto de costarle la vida. Las prevenciones médicas en plazas francesas se han multiplicado a partir de la cornada fatal de Fandiño en Aire-sur-l’Adour
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