El Palco

En apoyo de las escuelas taurinas

Rafael Comino Delgado
viernes 21 de septiembre de 2018

Hace unos días, el maestro Paco Mora denunciaba en Aplausos.es la situación en la que se encuentra la escuela taurina de El Puerto de Santa María (La Gallosina), ignorada por el ayuntamiento del que depende, que puede incluso desaparecer, lo que significaría una gran pérdida para la ciudad, para la zona en general y para la Tauromaquia. Y ello nos ha motivado a hacer unas breves consideraciones sobre lo que realmente significan y aportan las escuelas taurinas en España y creo que en todo el orbe taurino.

Conozco muchas escuelas taurinas y, en mayor o menor medida, también a sus profesores, generalmente matadores de toros, y puedo asegurar que, en un alto porcentaje de los casos, trabajan, imparten sus clases y se ocupan de toda la parte administrativa de forma altruista, es decir, sin cobrar un solo centavo. Lo hacen simplemente por afición, por amor al toreo y por la satisfacción de ver cómo los niños van progresando y, algunos, cumpliendo sus sueños de ser toreros.

Queremos destacar la gran función que cumplen las escuelas taurinas, y que en general para el gran público, para la mayor parte de la sociedad, es desconocida.

Dicha función tiene dos vertientes: por una parte, la formación específicamente taurina y, por otra, la formación como personas.

En las escuelas, los profesores enseñan a los alumnos los fundamentos de la Tauromaquia y una técnica elemental para poder torear y expresar cada uno su sentimiento torero, su arte. Por otra parte, gracias a las escuelas taurinas los alumnos pueden torear en tentaderos, en clases prácticas y en novilladas sin caballos, festejos que en contadas ocasiones organizan los empresarios profesionales. Esto quiere decir que si las escuelas taurinas desaparecieran, desparecería el vivero de donde tienen que salir las grandes figuras del toreo. Sería un golpe mortal a la Tauromaquia, y los políticos antitaurinos lo saben, por eso tratan de hacerlas desaparecer a toda costa. El caso más representativo es el de Madrid, donde la totalitaria, liberticida, protectora de delincuentes y libertadora de etarras, señora Carmena, está haciendo todo lo humanamente posible para que la escuela taurina “Marcial Lalanda” desaparezca, pero que no lo dude ni un solo segundo, desaparecerá ella antes que la escuela taurina. Radicales como doña Manuela hay, por desgracia, muchos políticos repartidos por España que desprecian y acosan a las escuelas taurinas porque creen que eso les da votos. También hay otros (alcaldes y concejales) que simplemente las ignoran, que les han quitado todo tipo de ayudas, pero cuando llegan las fiestas de la ciudad se les ve en el callejón, fumándose un puro y pidiendo que le presenten al torero, si es una gran figura.

La otra vertiente educativa de las escuelas taurinas, casi totalmente desconocida para la población en general, es la de formar a los alumnos como personas, como buenos y responsables ciudadanos. Me consta que todos, absolutamente todos, los profesores lo primero que dicen a los niños cuando llegan a la escuela es que “si importante es llegar ser figura del toreo, más importante es llegar a ser persona, buen ciudadano”, y esto se lo repiten constantemente mientras permanecen en la escuela.

En las escuelas taurinas se enseñan valores fundamentales en la vida como son: la Bondad (ser buenas personas), la verdad (vivir en la verdad), respeto hacia los demás, solidaridad, esfuerzo diario para ser cada vez mejor y servir mejor a la sociedad. Esto lo sé porque he visto cómo lo enseñaban los profesores. Aseguro, de forma inequívoca, que actualmente en las escuelas taurinas se enseña más educación que en muchos de los colegios públicos de España. Valgan, para ilustrar lo que digo, un par de ejemplos: jamás oirán en una escuela taurina un alumno dirigirse a una persona mayor, o a la que no conoce, hablándole de tú, mientras que en los colegios públicos eso es la norma; verán que siempre se cede el paso a la persona mayor, o a una señora o señorita, mientras que en un colegio público eso simplemente se desconoce.

Tenemos muchos ejemplos de niños que estaban destinados a ser delincuentes, por el ambiente en que vivían, y la escuela taurina les rescató para la sociedad; el maestro José Miguel Arroyo “Joselito” es quizá el caso más conocido.

Pero lamentablemente también conocemos casos de niños que dejaron de ir a la escuela taurina porque algunos de sus compañeros de colegio les señalaban y acosaban llamándoles asesinos; y peor aún, pues en algún caso también les señalaba el profesor. Algo parecido a los profesores que en Cataluña señalaban a los hijos de los guardias civiles. ¡Lamentable!

En conclusión, las escuelas taurinas cumplen una función formativa, en general, de enorme importancia, que no está suficientemente reconocida, fundamentalmente porque se desconoce, y los taurinos tenemos la obligación moral de divulgarla y de apoyarles.

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