La Pincelada del Director
Sevilla - Corrida de toros - Domingo 30 de septiembre de 2018Sevilla - Corrida de toros - Domingo 30 de septiembre de 2018

Sevilla versus Madrid

El presi se empeñó en frustrar el argumento de la tarde en Madrid y mantuvo un toro renqueante de Talavante. ¿A quién defendía?... En Sevilla, con lo que cuesta llenar una plaza, los pupilos de Matilla les invitaron a no volver. Juegan con fuego
José Luis Benlloch
lunes 01 de octubre de 2018

Sevilla y Madrid. Madrid y Sevilla. Cumbres del fin de semana. Cuando la temporada languidecía un tanto mohína, más dura que brillante, se presentaron los dos grandes puertos. Esta vez coronados con éxito. Ha sido una buena noticia, mejor que buena diría, porque no siempre los finales de temporada tenían ese umbral de expectación. Revitalizarlas, a San Miguel y Otoño, tal y como anda la cosa ahí fuera, era clave y se logró. Cuando sucedía lo contrario dejaba una sensación de orfandad que acompañaba todo el invierno. Por esta vez y felizmente, ninguna de las dos tuvo nada que envidiar a sus hermanas mayores de abril y mayo. El éxito es un ejemplo de lo que puede suceder cuando el empeño y la imaginación se dan la mano. Y se logró, insisto. Plazas llenas, en algunos casos llenísimas, que en estos momentos es el principal y más perseguido objetivo. Hay lleno, hay vida, naturalmente siempre que no venga nadie y lo desbarate, que a punto estuvimos. El caso es que tantos años las figuras dándole la espalda a las ferias zagueras por vaya usted a saber qué motivos más allá de la comodidad o la fatiga o las estrategias personales, por fin este año coincidieron los buenos astros y ¡zas! un alegrón.

Emilio de Justo dio el aldabonazo en Madrid, dos orejas, dos estocadas soberbias y una firmeza incontestable que le confirma como la revelación de la temporada. Revelación y rebelión. Así se rompen las cadenas y los sistemas

Si hubiese habido que poner dos carteles que resumiesen los argumentos principales antes de comenzar, con perdón al resto, habría que decir Morante y Talavante o Talavante y Morante. Ellos eran los argumentos principales. Ellos, el bombo, no le quitemos importancia al bombo -a Simón lo que es de Simón-, los escenarios, la compaña, no hay que desmerecer tampoco a la compaña, a los consagrados y a los aspirantes. Luego en Madrid, de los que no se esperaba protagonismo alguno, fundamentalmente porque su anonimato es el mejor síntoma, salieron por peteneras. Me refiero a los usías. A las primeras de cambio, zurrapas. Si su presencia se supone y se justifica en la defensa de los protagonistas, de unos y de otros, de aficionados y profesionales, no se acaban de entender decisiones como la de mantener en el ruedo el renqueante segundo toro de Talavante si me permiten la cacofonía. ¿A quién favorecía la decisión?… a nadie. Creaba mal ambiente, frustraba el argumento de la tarde, transmitía una mala imagen del espectáculo, fastidiaba el ambiente para los espectáculos siguientes, quiero decir que quitaba las ganas de volver… Pero el hombre se empeñó en mantener al renqueante en la plaza para mayor escarnio de todo y de todos, como si en el cambio fuese la esencia de la Fiesta y el honor de no se sabe quién, y todo se convirtió en una pantomima sin esencia ni honor. ¿A quién defendía?… Un timo. Luego su gestualidad en el siguiente: un momento, paciencia, que lo tengo que ver… fue además de cómico, injusto, en realidad volvió a equivocarse. ¡Qué pena!

En Sevilla, por su parte, la pena estuvo en la corrida de Matilla si tenemos que hacer caso de las crónicas que no entiendo por qué no íbamos a hacerles caso cuando hay tanta unanimidad. No se puede poner la expectación en los cielos y todo seguido darle respuesta con una zambullida en los infiernos. Además, con perniciosa reincidencia. Eso es como el trabajo de los viejos colchoneros, hacer y deshacer, fer y desfer en valenciano, llenas la plaza y luego los arrojas a la calle con tales muermos. Cuestión especialmente frustrante y chocante dados los protagonistas y los precedentes. Juegan con fuego. Imposible de entender.

En la Maestranza surgió un desbordante Manzanares que puso lo que le venía faltando, pasión y arrebato, para que su solemnidad se elevase a los cielos. Tenía que ser en Sevilla, no había mejor seo para un rearme anímico

En lo artístico, en ese mano a mano entre catedrales, Madrid se puso por delante de Sevilla en el primer momento. Bien Talavante en lo que le dejó el presidente, claro; bravo y solemne Fortes, que volvió a pagar con sangre su decisión; y torerísimo Aguado, que hizo cosas bonitas y buenas, en una línea que en Madrid siempre se valoró mucho y espero que se siga valorando, porque esa naturalidad tan alejada de los retorcimientos actuales es una maravilla que se debe estimular a riesgo de que se pierda. Sería un despropósito.

En la jornada dominical se subió el listón en los dos templos. Fue como si el destino no quisiese que Sevilla se quedase atrás y en la Maestranza surgió un desbordante Manzanares, que puso lo que le venía faltando, pasión y arrebato, para que su solemnidad se elevase a los cielos. Tenía que ser en Sevilla, no había mejor seo para una resurrección anímica de ese rango. Es lo que tienen los elegidos, que con una tarde borran cualquier desliz o varios deslices. Me cuentan que esta vez fue la espada, tantas veces salvadora, la que le cerró la Puerta del Príncipe. En Madrid fue Emilio de Justo quien dio el aldabonazo, dos orejas, dos estocadas soberbias y una firmeza incontestable que le confirma como la revelación de la temporada. Revelación y rebelión. Así se rompen las cadenas y los sistemas. Quien rozó el mismo logro fue Ginés Marín con una faena que le reivindica a los ojos de todos y se fue al limbo con la espada. La importancia de la espada.

Una vez más las profecías y los pronósticos en el toreo están para romperlos, si las carteleras iniciales llevaban las imágenes de Morante y Talavante, horas después fueron Manzanares y De Justo los rostros de los luminosos. De momento, al menos.

POSDATA.- La Fundación (FTL) acaba de dar un paso al frente y pone en marcha un plan de recuperación de festejos en aquellas plazas donde la puñetera realidad había forzado el cerrojazo. La idea, sobre todo la intención, es de lo más oportuna y encomiable. Toma prestado el modelo de organización de la calle y lo pretende llevar a la plaza. El secreto está en lograr la participación de las gentes, que lo hagan suyo como hacen suyos los festejos populares. Si lo consiguen habrán/habremos avanzado mucho. No es fácil pero todo intento vale una ovación.

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