El palco

Un coloso cuelga el vestido de torear

Rafael Comino Delgado
sábado 13 de octubre de 2018

El maestro Padilla, un coloso, ha decidido “colgar el vestido de torear”, en España, tras la corrida de Zaragoza el próximo 14 de octubre (aunque hará campaña en América hasta finales de año), tras 25 años en los ruedos de todo el orbe taurino honrando a la tauromaquia, a la profesión de torero y, sobre todo, honrando a la vida. Deja de torear vestido de luces, pero seguro que le veremos en festivales, y más seguro aun que no se alejará del mundo del toro, su mundo, que tanto le ha dado y al que él ha dado más aun. Él lo ha dicho, “Padilla siempre se quedará”.

Como torero lo ha sido todo. Fue gran figura con las llamadas corridas duras y después ha sido figura con las otras, ha triunfado en todo el mundo taurino, y en todas las plazas ha sido reconocido y querido. La afición taurina de el mundo entero le ha admirado, aclamado, se ha emocionado con su toreo, le ha llorado y ha rezado por él, cuando hubo que hacerlo, tras su percance de Zaragoza.

Ha llenado una época, un cuarto de siglo, mostrando su tauromaquia variada, entregada, que fácilmente conecta con los aficionados y con los públicos, quienes captan enseguida su entrega total, hasta límites heroicos, su honradez profesional ejemplar. Muchas veces le oí decir que, “siempre que iba a la plaza procuraba no dejarse nada en el hotel, para llevarlo todo al ruedo y darlo a los aficionados”. Estar 25 años de esa manera es muy difícil, solo al alcance de unos cuantos elegidos para la gloria.

Como persona, a veces me he preguntado si es humano o sobrehumano. Lo que ese hombre ha luchado, ha padecido, ha sufrido y sin embargo nunca se le ha oído una queja, solo lo sabe él. Siempre ha sabido asumir su papel y cumplirlo a rajatabla. Padilla ha sido fiel a Padilla desde el primero al último día, por eso sus seguidores jamás habrán podido decir, ni una sola vez, que les ha decepcionado.

Siempre solemos decir que una figura del toreo lo hubiese sido en cualquier época, de lo que nosotros disentimos, aunque eso pueda ser cierto en muchos casos, pero no en todos, porque cuando cambian los tiempos cambian los públicos, los gustos y las exigencias. Prueba de ello es que actualmente hay figuras en América que no lo son en España, o lo son en Francia y no en España o América y viceversa, al ser públicos y exigencias diferentes. Sin embargo creemos que Juan José Padilla, dadas sus cualidades, su tauromaquia, su inteligencia, su entrega, su honradez profesional y sinceridad, hubiese sido figura, como ahora o incluso más, en los tiempos de Pedro Romero, de Lagartijo y Frascuelo, de Joselito y Belmonte, de Manolete, de Ordoñez, Camino y el Cordobés.

En la entrevista que se publica en Aplausos del día 1 de Octubre, deja frases muy profundas que por sí solas nos muestran la grandeza de Juan José como torero y como hombre: “El torero no puede guardar rencor al toro”; “El verdadero valor no está en ponerse delante de un toro, sino en afrontar la vida como viene y, con tus armas, ser capaz de perseguir la felicidad”; “Las ovaciones de este año me han llegado al alma”; “Con tenacidad se puede conseguir todo”.

El maestro Padilla deja un hueco en la Fiesta imposible de cubrir. Vendrán otros con características más o menos parecidas, pero como Padilla, que es una fuerza de la naturaleza, por algo le llaman el Ciclón, con esa vocación y ambición irrefrenables, con esa energía vital, con esa sinceridad, profesionalidad, inteligencia y facilidad para conectar con los públicos, es muy difícil que salga otro. ¡Padilla es Padilla y no hay más que uno!, ejemplo a seguir como torero y como hombre capaz de sobreponerse a cualquier adversidad de la vida. ¡Un coloso del Toreo y de la vida!

¡Maestro, que su San Martín de Porres y Dios le acompañen siempre, y le den salud y suerte para disfrutar durante muchos años junto a su familia, a sus amigos y a todos sus seres queridos!

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