Tal y como están las cosas hay que dormir con un ojo abierto. No es tiempo de osos y lirones en estado de hibernación sino de abrir bien los ojos porque nos jugamos cosas fundamentales. Bilbao lo es. Bilbao, plaza de primera, bastión vasco para la Fiesta, ha mantenido su categoría en años en que la política se cepillaba la belleza de ver toros en San Sebastián. Y poco después hemos visto cómo la guadaña de la política errática ha cercenado la vigencia de una feria que siempre fue la puerta del norte, tan alegre, como Vitoria.
Si cayera Bilbao entonces sí que la Fiesta estaría, a más de coja, en grave peligro. Más aún cuando parece ya casi imposible que alguien pueda poner en pie la Monumental catalana. Con Balañá entregando las armas al enemigo y con Matilla (eso se lo he cantado siempre) alargando la agonía de esa gran plaza con carteles fuertes y con la impagable colaboración de José Tomás, que ahí sí puso el alma para que no clausurara la torva política una plaza que fue de las más importantes de este país. El viejo y recordado Balañá, entre Barcelona y Mallorca, doblaba los días de toros que cada año daba Madrid. Otros tiempos. Y ahora: la soledad y el bajonazo independentista deja Cataluña a cero toros.
Este invierno hay que mirar a Bilbao. Estoy seguro de que los muy buenos aficionados de esa hermosa tierra van a pelear. Pero es un tiempo nuevo: la plaza se va a cubrir y me parece bien, servirá para otros muchos acontecimientos no taurinos, deportes, música, hasta política y todo lo demás. Vale, pero esa semana torista hay que reforzarla porque una parte de la propiedad tiene ese objetivo. ¿Qué hacer? Yo os cuento lo que se barrunta. Va a ir a por la plaza, con cubierta y modernidad y también taurina, un grupo importante que ya se está moviendo. Lo digo sin dar nombres pero no es complicado acertar: un hombre importante en hoteles, otro hombre líder en viajes y un taurino empresario internacional. Sí, ya sé, blanco y en botella… Pero es bueno que acuda gente, ojo, que no solo sea capaz de dar toros una semana sino que logre que el nuevo templo vasco sea rentable en otras muchas actividades. Y los taurinos deben estar ahí ante el peligro de que se lo quede un grupo fuerte pero anti.
Hay que mirar a Bilbao. Estoy seguro de que los muy buenos aficionados de esa hermosa tierra van a pelear. El grupo que se presente tiene que ser capaz de atender todo lo que se va a dar en ese coliseo. Sea como sea, hay que amarrar la plaza. Sería un gran triunfo para la Fiesta
Ese grupo taurino va seguro. Y sería bueno que ganara. ¿Alguien más va a acudir? Me cuentan, pero de esto no tengo datos seguros, que puede presentarse también el grupo formado por Bailleres y su socio y representante español Antonio Barrera y lógicamente podría estar ahí también la casa Chopera, que durante muchas décadas fue empresaria del coso. Pero esto es un suponer. Y el grupo que se presente, el contrato es largo en años, tiene que ser capaz de atender todo lo que se va a dar en ese coliseo y con una concesión de trabajo anual. Sea como sea, hay que amarrar Bilbao. Mantenerla por largos años sería un gran triunfo para la Fiesta. Ese concurso de Bilbao es, sin duda, la clave más importante del invierno. Ojalá lo ganemos.
FANDIÑO Y NÉSTOR HICIERON DE LA AMISTAD UN EJEMPLO DE VIDA
Estas fechas -¡cómo le gustaba Bilbao!- son siempre jodidas porque coinciden con el adiós del maestro Chenel. Ejemplo de tantas cosas y virtudes taurinas. El toro fue su vida, su carrusel, sus días de gloria, sus años de soledad, sus huesos frágiles, su valor duro, su tauromaquia personal y pura. Chenel fue un torero y punto. En la plaza, en la calle, en los días de vino y rosas y en las tardes de vinagre. Sabía de toros como el que más, descubrí que su espejo era y fue Rafael Ortega, el de la enorme pureza silenciada, al que le cantaron su gran espada pero quisieron maquillar la enorme pureza de su toreo. Chenel bebió de esa fuente. Preguntadle a Ruiz Miguel, a Padilla, a tantos que fueron a esa escuela de vida y torería como era Rafael Ortega. Sabio, puro y bueno. Todos le debemos su magisterio.
Tengo que llamar a Néstor, el apoderado, el hermano de Iván Fandiño. Me cuesta mucho olvidar a ese dúo que luchó codo a codo por la libertad y la honestidad en el toro y en la vida. Fandiño fue mucho más grande de lo que muchos han contado. Tuvo la raza de los héroes y de los hombres libres. Me acuerdo mucho de él. Y de Néstor, que hizo de la amistad un ejemplo de vida.
En la otra cara de la moneda y de la vida me arde el estómago de ver al tal Vicente Belenguer, o mejor, de recordar aquellas horribles palabras impropias de un ser humano alegrándose de la muerte de Víctor Barrio, otra persona ejemplar, y por si fuera poco, desear que su familia también hubiera muerto con él. Estamos locos. A veces, muy locos. Pero el invierno solo es punto y aparte y se abre la Fiesta en América. Cinco países la esperan: México, Colombia, Perú, Ecuador y lo que queda de Venezuela.
UREÑA VOLVERÁ, TIENE LO QUE HAY QUE TENER y NO SE VA A RENDIR
La Monumental de México abre el 11 de noviembre con Diego Ventura, Ponce, El Payo y Luis David. Y en domingos sucesivos actuarán Castella, Andy Cartagena, Urdiales, Ferrera, Morante, Roca Rey, a más de los mexicanos, y el domingo 16 de diciembre en la Monumental, último paseíllo de un héroe llamado Juan José Padilla. Habrá que verlo. Y seguro que sin traje de luces hará mil cosas y buenas. Juan me da una gran noticia: “Paco Ureña volverá a torear, hablo con él a diario, está todo el día con el capote y la muleta preparándose para el retorno. Lo veremos otra vez en los ruedos. Tiene lo que hay que tener para superar este percance. Pero no se va a rendir. Yo sé que volverá”. Esta es una gran noticia. Para todos y más aún para los que conocemos la verdad y la pureza del murciano de Lorca, o de La Escucha, que viene a ser lo mismo. Pero aprovechemos el invierno. Aseguremos Bilbao, mejoremos la Fiesta y si un día los apoderados no fueran empresarios, lo siento, mucho mejor para el futuro.
